Una alternativa política de los trabajadores en México.

rtrLa idea y la posibilidad de la construcción de una amplia herramienta política propia de los trabajadores en México ha sido planteada ahora desde el seno mismo de la clase trabajadora y sus luchas más críticas. Durante muchos años la salida planteada a nivel político para los problemas agobiantes de amplias capas de la población y del mismo sindicalismo democrático ha sido, explícita o implícitamente, el refuerzo de formaciones democráticas y nacionalistas de izquierda, que tienen un mismo origen en rupturas “a la izquierda” del PRI (Partido Revolucionario Institucional) ante el proceso de neoliberalización de este, expresiones constituidas primero en el PRD y después en la figura de López Obrador[1].

En el panorama de la fragmentación de la lucha de clases fueron las confrontaciones electorales de las últimas dos décadas las que han condensado gran parte del descontento social (de 1988, 2006 y 2012), convertidas en verdaderos campos de batalla y polarización nacional donde las masas populares adquirieron protagonismo ante las imposiciones y fraudes que el Régimen operó para mantener la estabilidad del régimen y evitar, con ayuda del gobierno estadounidense, que México se corriera a la izquierda, y evitar un posible aliado más al ciclo progresista que comenzó en América Latina a finales del siglo XX. Por otra parte, la lucha llevada al terreno electoral ha sido también una gran válvula de escape para la estabilización relativa del modelo neoliberal en un país de profundos conflictos de clase.

Un elemento relevante de la difícil reconstrucción de una alternativa de clase en México se debe a la inmolación de gran parte de la izquierda socialista y revolucionaria que coincidió con el período de crisis y derrumbamiento del socialismo burocrático de la URSS. Esta izquierda, a finales de los 80, redujo su programa político a la perspectiva de “democratizar al país” luchando contra el eterno gobierno del PRI (entre ellos lo que fue el Partido Comunista Mexicano), disolviéndose posteriormente en lo que conoceríamos más tarde como PRD, que ahora forma parte del equipo de partidos neoliberales.

Por otra parte, la alternativa autonomista nacida en los 90, que tiene su meca en la zona zapatista de Chiapas, más allá de su legitima lucha, no logró generar un proceso de reagrupación político de la izquierda radical en torno a un proyecto plural que no dependiera de una restringida zona de resistencia o de un personaje carismático. Derivando en los últimos años en una política de corte sectario y localista que observa en el silencio mientras las luchas de clases se agudizan en el país.

En lo que respecta al último período, la lucha social se ha desarrollado de manera sostenida, desde hace un lustro no ha habido año sin acontecimientos políticos relevantes, los cuales expresan siempre dos características: se desarrollan a nivel nacional y se expresan en forma de interpelación o confrontación con el Régimen, como lo fue en 2011 el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad dirigido por el poeta Javier Sicilia, el movimiento estudiantil #YoSoy132, o el movimiento popular por la presentación con vida de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, añadiendo a esta dinámica, casos como la rebelión de los trabajadores de la educación, que aunque fue una lucha gremial se expresó a nivel nacional.

El sujeto político que ha protagonizado estos períodos de lucha y de radicalización es heterogéneo. Estudiantes, organizaciones populares, sindicatos democráticos y los sectores de la pequeña burguesía han entrelazado experiencias comunes y diferenciadas en este período, del cual, sin duda alguna, fue la lucha por los 43 la que ha agrupado desde hace un año al espectro más amplio de sectores en una sola demanda.

En medio de este panorama podemos valorar la convocatoria que en el año 2010 una importante parte de los trabajadores electricistas y su dirección hacen para la construcción de una organización del pueblo y los trabajadores, convocatoria hecha a un año de resistencia de su sindicato por el decreto presidencial de extinción de Luz y Fuerza del Centro, que dejó en la calle a 44 mil trabajadores de la noche a la mañana. Este hecho infame del gobierno de Felipe Calderón era parte de una reforzamiento de la política neoliberal y del proceso de militarización del país. El SME era el principal oponente a la privatización del estratégico sector energético y un reconocido sindicato antineoliberal combativo. Además, para el régimen, destruir el contrato colectivo de trabajo del SME era primordial para poder aprobar una Reforma Laboral netamente neoliberal, hecho que se consumó 5 años después.

Dicho esto debemos resaltar que la propuesta de construcción de una herramienta política de los trabajadores se da en un momento de ataques fuertes a la clase trabajadora, y se plantea como parte de una perspectiva de resistencia, o mejor dicho, es un valiente y audaz intento de ofensiva en condiciones muy adversas. Esta situación complica la posibilidad de profundizar y de concretar a nivel nacional esta alternativa.

Sin embargo, la propuesta de la OPT, además de la reivindicación de una lucha democrática, es decir, la de una legítima representación política de la clase, ha sido una interpelación directa de parte del SME no sólo a las decenas de pequeños grupos y organizaciones de la izquierda radical, sino un llamado a grandes agrupaciones gremiales como la CNTE, y en particular a la sección 22 de Oaxaca, famosa por su combatividad (y que ahora, ante la desesperación, ha pactado con MORENA para las siguientes elecciones locales), así como a la sección 18 y 19, y a todos los gremios que habían resistido la larga noche del neoliberalismo.

Este llamado por si mismo tiene un gran valor y es un planteamiento poco usual y que, venido de un sindicato con el prestigio del SME, queda planteado, como decimos, no sólo en pequeños círculo de la izquierda sino en un espectro mucho más amplio de la clase.

El centro de la preocupación de construir una alternativa política no sólo se inscribe pues, en una táctica para avanzar en las coyunturas de ese período, sino que se plantea en los debates que tuvieron lugar en las asambleas de constitución de la organización y en las discusiones abiertas para conseguir el registro electoral en 2013, a saber, presentar a la OPT como una urgente tarea para comenzar a llenar un vacío histórico: la falta de una representación política auténtica y genérica de las clase trabajadora y los sectores populares.

Las conciencia de la complejidad de la estrategia que se debe desarrollar para construir una alternativa proletaria, no se agotó tampoco con la idea de la construcción de esta representación política, sino que se ha constituido a la par de perfilar otros instrumentos de lucha que apuntan a atacar dos problemas que han sido un obstáculo para la lucha independiente. Por un lado, las burocráticas organización sindicales que han mantenido el control de la mayoría de los trabajadores desde la institucionalización de la revolución el siglo pasado, a saber, la CROM y la CTM; y por otro, la cooptación del movimiento urbano popular independiente que durante los 90 se acopló a las estructuras clientelares de la izquierda institucional.

En este sentido, el llamado a la construcción de una Nueva Central de Trabajadores que agrupe a los sindicatos democráticos e independientes y que asuma la tarea de contribuir a la reorganización de la clase (“pues sin la participación organizada de la clase trabajadora en la lucha política nacional será imposible cambiar el estado actual de las cosas”), es una iniciativa fundamental para una lucha por atacar los mecanismo de dominación tradicionales, promoviendo la militancia sindical para intervenir en las nuevas luchas de los trabajadores que exigen democracia en sus organizaciones, y en las tareas de promoción de la sindicalización de los miles de empleados precarizados.

Por otro lado, en el entendido de que la lucha de clases no se expresa solamente a nivel de las relaciones directamente laborales, y con el objetivo de desarrollar una alianza con las capas populares, se constituyo hace ya 5 años la Asamblea Nacional de Usuarios de la Energía Eléctrica (ANUEE) que en el contexto de la carestía creciente y la privatización de la energía eléctrica se ha constituido en una organización de masas que, aunque se aglutina a partir de una demanda muy sencilla: en contra los altos cobros de la luz, también ha sido un espacio de politización y autoorganización de sectores que pueden apuntalar la construcción de un nuevo sujeto político fuera de los sectores del movimiento urbano popular ya cooptados.

La reinserción de la izquierda anticapitalista en los sectores del movimiento es una precondición necesaria para desarrollar un proceso de hegemonía política, la marginalidad de nuestras posiciones no se pueden sostener por una supuesta influencia externa o simples confluencias y tratos entre direcciones, por ello la revaloración de la actividad militante es necesaria para poder construir un camino más claro en la lucha social.

Sin embargo, dentro de las diferentes formas en las que se pueden dar esas luchas no es descartable dar saltos en la conciencia y en la organización de los explotados, por eso pensamos que la perspectiva política de la OPT debe tener una continuidad en el tiempo, y que la potencialidad de una construcción partidaria que se asiente en las luchas de los trabajadores y en los nuevos movimientos sociales, debe y puede ser explotada al máximo en este período. Pero no hay saltos mágicos al centro de la lucha política, pues la expresión de una fuerza política no se construye de manera mecánica y espontanea de lo social a lo político, es decir para una lucha política debe haber un proceso de crecimiento y profundización de la conciencia social de la necesidad de un cambio.

Es por ello que la reconstrucción de una nueva hipótesis estratégica, un hipótesis basada en las luchas de clases real y en la guía del programa revolucionario, es condición imprescindible para reformular el proyecto socialista no solo bajo las banderas de corrientes políticas específicas, sino a partir de la construcción de un socialismo de masas que nazca desde sus misma experiencia de lucha, donde la perspectiva de un partido de clase jugará, sin lugar a dudas, un papel esencial.

[1] PRD, Partido de la Revolución Democrática, partido construido a partir del fraude electoral de 1988 cuya figura principal fue Cuahutemoc Cárdenas, representante del ala antineoliberal en el PRI.

[2] Andrés Manuel López Obrador, es el líder carismático del actual MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) ruptura del PRD, y que continua en la perspectiva de la lucha antineoliberal.

Estándar

SOBRE LA SITUACIÓN NACIONAL: Declaración del agrupamiento de organizaciones simpatizantes de la IV

1. La economía, 2. Situación social: desigualdad, desempleo y pobreza, 3. El campo, 4. Los mega-proyectos: nueva forma de acumulación, 5. Crisis de seguridad: el narco, los militares y el estado mexicano, 6. Crisis política. Pérdida de legitimidad del estado mexicano, 7. Respuesta de los movimientos populares, 8. La clase trabajadora: luces en las sombras, 9. La defensa del Territorio y la lucha contra los mega-proyectos, 10. Las luchas de las mujeres, 11. La lucha del movimiento LGBTI, 12. Ayotzinapa abre nueva coyuntura, 13. Declaración que nadie cree, 14. El laberinto de la izquierda mexicana, 15. La cuestión electoral, 16. La extensión del movimiento: de la euforia por las contrarreformas estructurales a la impugnación generalizada al gobierno de Peña Nieto, 17. Por la organización de un Frente Único Nacional Anticapitalista
rr
El Estado mexicano está sumergido en una aguda crisis que va más allá del ámbito económico. Se trata de una crisis multidimensional de carácter social, político, económico y de seguridad nacional.
 
1. La economía
Durante los últimos sexenios la economía mexicana ha experimentado una situación de casi estancamiento, con tasas de crecimiento insuficientes para traducirse en una mejora real de los indicadores más importantes de la calidad de vida de sus habitantes. No hay indicios de que esta crisis de la economía mexicana vaya a ser superada en el mediano plazo. Por el contrario podríamos esperar un empeoramiento de la situación debido a la contracción o el lento crecimiento de la economía mundial, la caída estrepitosa del precio del petróleo que ha obligado al gobierno a un ajuste presupuestal cancelando proyectos que podrían reactivar algunas áreas de la actividad económica y cuyo impacto será mayor desempleo, disminución del gasto social y el consecuente empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de la población. Si a esto agregamos el carácter dependiente de la economía mexicana con relación al imperialismo norteamericano, y el sometimiento del gobierno del país a los dictados de los organismos financieros internacionales (FMI, BM, OCDE), el panorama para los próximos años se vuelve más sombrío.
El gobierno que encabeza Peña Nieto había hecho descansar el éxito de su estrategia económica en lo que se ha denominado «reformas estructurales», denominación que no es más que una expresión para disfrazar la privatización de la empresas  y los servicios públicos, y arrebatar conquistas a los trabajadores asalariados y a los campesinos con el propósito de favorecer a los grandes capitales. Después de que otra «reforma estructural», la laboral realizada durante el gobierno de Calderón, no diera los resultados esperados el gobierno apostó todo a la reforma energética. Durante décadas los gobiernos priistas y panistas utilizaron a Pemex como la caja chica del poder ejecutivo. La empresa se convirtió en una cloaca de corrupción sin que los gobiernos hubieran hecho nada significativo para mejorar su eficiencia y modernizar a la empresa sin que ésta perdiera su carácter estatal. Pemex fue, desde la expropiación y nacionalización del petróleo por el gobierno de Lázaro Cárdenas, el botín añorado por capitalistas extranjeros y nativos. Todos los programas de apoyo de las instituciones financieras imperialistas deslizaban siempre el chantaje: adelgazamiento del Estado, reforma de la propiedad agraria, reforma laboral, privatización de las empresas públicas, principalmente del sector energético, como condición para realizar los «apoyos» de las instituciones financieras internacionales a la economía nacional. Los estrategas de la economía imperialista y nacional aseveraban que el país sería inundado por inversiones espectaculares del exterior y del interior si se hacían estas reformas y  que esto daría un fuerte impulso a la economía mexicana. Pero hasta ahora los cálculos de esos estrategas han fallado y las expectativas gubernamentales y de los capitalistas particulares sobre el crecimiento económico se mantienen en los bajos niveles registrados durante todo el período de políticas neoliberales.
nn
2. Situación social: desigualdad, desempleo y pobreza
Otra manifestación dramática de la crisis económica y del impacto de las políticas neoliberales es el aumento de la desigualdad social. Una ínfima minoría de capitalistas nativos y extranjeros asociados a las élites políticas han acumulado grandes riquezas a pesar del triste desempeño de la economía mexicana. El país tiene entre sus ciudadanos a algunos de los hombres más ricos del planeta, mientras millones de mexicanos viven en condiciones de miseria, percibiendo los salarios más bajos de los países que forman parte de la OCDE y de América Latina; en la región el salario mínimo de México se ubica en el lugar 17 de 19 países, por encima de Bolivia y Haití. Entre 26 países de la OCDE México ocupa el último lugar por el poder de compra del salario mínimo. Y ocupa el último lugar de 30 países por el poder de compra del salario medio, el cual alcanza los 19 dólares por hora en Estados Unidos, que ocupa el primer lugar, mientras en México es de 4.35 dólares por hora.
Cálculos conservadores ubican en el sector informal de la economía, donde las leyes de protección del trabajo se encuentran ausentes, a cinco o seis de cada 10 trabajadores. Datos del INEGI permiten estimar en niveles de 70 a 80% la pérdida de poder adquisitivo del salario mínimo en las décadas de aplicación de las estrategias neoliberales. Entre 1975 y 2014 los salarios contractuales han perdido el 50% de su valor real. Las ganancias del capital representan alrededor del 70% del Producto Interno Bruto, mientras que los salarios apenas alcanzan el 30%. Entre los países de América Latina México es el único país en el cual el salario mínimo está por debajo del umbral de la pobreza definido por la ONU (0.66 veces por debajo de dicho umbral). La desigualdad ha crecido considerablemente en las últimas décadas, a pesar de los discursos triunfalistas de los políticos burgueses.
Aunque la productividad del trabajo ha crecido en las últimas décadas, la condición social de los trabajadores, y aún de las clases medias, se ha deteriorado considerablemente. Un elevado porcentaje de la población sobrevive con dos salarios mínimos, cuyo poder adquisitivo registra pérdidas año tras año, desde la séptima década del siglo pasado. Y una proporción muy importante de mexicanos, sobre todo del campo, sobrevive con menos de un salario mínimo.
La clase trabajadora mexicana padece una inmensa debilidad orgánica. De una PEA de 54 millones, menos de la mitad tienen alguna clase de empleo “formal” y entre estos cada vez predomina más la inestabilidad, la flexibilidad, la subcontratación, la precariedad, lo que los coloca en una situación objetivamente muy difícil para organizarse y concentrarse simplemente en la sobrevivencia. De los trabajadores con empleo formal, casi el noventa por ciento no cuenta con organización sindical o están sometidos por el sindicalismo blanco o de protección; un siete por ciento (en donde se encuentran sus sectores estratégicos como los petroleros, los ferrocarrileros, los electricistas del SUTERM, magisterio y sindicatos industriales), está bajo el control del sindicalismo “charro” y menos del tres por ciento cuenta con sindicatos auténticos. Por si fuera poco, el sindicalismo democrático está disperso en diversas centrales y sindicatos independientes (Sindicato Minero, Unión Nacional de Trabajadores, Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y la Nueva Central de Trabajadores, entre las más importantes). Este patético panorama explica muy bien la razón por la cual no hay huelgas generales en nuestro país desde hace más de 75 años y del largo camino que aún debemos de recorrer para poder hacerlas posible.
En medio de este deterioro, la vida de las mujeres ha tendido a empeorar aún más que la de la población en general debido a su condición de género. El recorte de servicios públicos afecta a las mujeres doblemente: primero, son la mayoría de la fuerza laboral en este sector, y las más afectadas por el desempleo; y segundo, cuando desaparecen estos servicios, la única instancia que puede reemplazarlos en esta sociedad es la familia, donde ellas son las que llevan la mayor responsabilidad y carga de trabajo. Toda situación en la que se aumente la carga familiar lleva a mayores tensiones y tiende a incrementar la violencia intrafamiliar, generalmente ejercida en contra de mujeres y niños.
Los jóvenes, aun los que cuentan con estudios superiores, son los que más sufren las consecuencias del lento crecimiento económico, la desigualdad y el neoliberalismo. Entre este grupo se ubica el mayor porcentaje de desempleados o trabajadores en el sector informal. Muchos jóvenes no tienen más opción que incorporarse a la delincuencia.
3. El campo
El campo no es ajeno a la crisis económica del país. Sólo unos cuantos capitalistas mexicanos y del extranjero se han beneficiado de las reformas a la propiedad agraria y de la apertura comercial (TLCAN). Miles de campesinos han perdido sus tierras por despojo o compra-venta, y los que aún continúan produciendo lo hacen sometidos a los dictados e intereses de las grandes empresas transnacionales comercializadoras y agroindustriales. En el campo vive una gran proporción de la población más pobre del país. Los campesinos tienen que lidiar con los bajos precios de sus productos, los costos cada vez más altos de los insumos, los intermediarios y los agiotistas de las instituciones financieras. Para colmo de males, tienen que soportar el flagelo que representan los políticos corruptos y las bandas de narcotraficantes que han obligado a pueblos enteros a emigrar a otras zonas del país donde esperan encontrar mayor seguridad. Como resultado de las políticas de apertura comercial el país depende cada vez más de las importaciones de alimentos para mal abastecer a su población.
La introducción de transgénicos es otra amenaza que se cierne sobre la agricultura y los campesinos mexicanos. Los últimos gobiernos neoliberales han permitido que en algunas áreas se apliquen estas tecnologías sin haber hecho una evaluación seria sobre el impacto ambiental, social y económico asociado a ellas, respondiendo más bien a las presiones de las grandes empresas transnacionales y de empresarios mexicanos asociados a ellas, los cuales se beneficiarán a costa de poner en riesgo los recursos genéticos del país. La oposición a la introducción de transgénicos ha dado lugar a importantes manifestaciones de resistencia de grupos campesinos y de otros sectores sociales que los apoyan.
4. Los mega-proyectos: nueva forma de acumulación
En los últimos 15 años el capitalismo mundial ha iniciado un proceso de inversiones para la generación de energía y extracción de minerales, explotación de selvas y bosques ricos en biodiversidad la mayor parte de los cuales se ubican en los países dependientes, iniciando un proceso acelerado de acumulación por vía de la desposesión y el despojo.  Ante la crisis mundial el capital busca recuperar la tasa de ganancia mediante la privatización de los ecosistemas y la conversión en mercancías de todo lo que hasta ahora han sido bienes naturales, que deberían ser de todos, como el agua, la tierra, el aire, los bosques, la biodiversidad, con el fin de apropiarse de los mismos, mercantilizar su posesión y, como mercancías, hacerlas susceptibles de ser compradas y vendidas.
La embestida del capital, encarnado en sus empresas trasnacionales, ha extendido su dominio, la mayor parte de las veces en países pobres y dependientes, emprendiendo proyectos hidroeléctricos, mineros, carreteros, parques eólicos. Estos en su mayor parte han sido impuestos por la fuerza, con la aprobación y el apoyo de los gobiernos subordinados y corruptos por vía de concesiones y componendas, siempre en perjuicio de los dueños de la tierra que casi en su totalidad son campesinos e indígenas.  La imposición de mega-proyectos significa desplazamientos masivos, apropiación de tierras y territorios, rapiña y en muchos casos despojos ejecutados con el apoyo de las fuerzas armadas o la utilización de paramilitares llegando al asesinato o al encarcelamiento de quienes inician movimientos de resistencia.
La mal-llamada “economía verde” avala falsas soluciones al problema del calentamiento global sin atacar el fondo del mismo que debería ser la cancelación definitiva de las industrias que emiten gases contaminantes , CO2 o gas metano principalmente.
La “economía verde” es un mecanismo de inversión, “compra-venta de carbono”. Mediante este instrumento, que ya se ha convertido en otro medio de especulación, los gobiernos de países con selvas y bosques venden “bonos de carbono” a los países o empresas para que éstos continúen con sus prácticas contaminantes, a cambio de invertir en proyectos de protección de bosques que captan C02. Según ellos, esto compensa la emisión global de gases de efecto invernadero, entregando de hecho a las empresas emisoras un bono o sea, el permiso oficial para seguir contaminando.
En la situación actual del capitalismo mundial en que la economía real permanece estancada, el capital financiero está en busca de nuevos espacios de rentabilidad y concretamente en cuanto al cambio climático, antes que poner freno al crecimiento y a las emisiones contaminantes, producto del mismo, están proponiendo una falsa salida a través de lo que llaman desarrollo de nuevos “mercados verdes” con los que se pretende aumentar los mercados financieros incorporando a ellos a la Naturaleza, previa su conversión en mercancía.
El mercado de carbono es el comercio de derechos de emisión. Es algo así como ensuciar en un lugar del mundo y, supuestamente, absorber CO2 en otro. Funciona de la siguiente manera: Una autoridad central, la Unión Europea, EU, o una organización internacional, concretamente el Convenio de Cambio Climático, establece un límite sobre la cantidad de gases contaminantes que pueden ser emitidos, generalmente por una empresa. Las empresas contaminantes que rebasan esos límites compran un determinado número de Bonos (también conocidos como certificados, derechos o créditos), que cubren la cantidad de sus emisiones que quedaron por encima del límite establecido. Con esto, el comprador comprueba que pagó una cantidad de dinero, no para dejar de contaminar, sino para seguir contaminando.
Quienes venden los bonos son las empresas que contaminan por debajo del límite que les fue fijado; esto marca el número de Bonos que les ha sido concedido para ponerlo a disposición del mercado. El vendedor se ve recompensado por haber logrado reducir sus emisiones. Esto se da de distintas maneras, por ejemplo porque instaló biodigestores;  porque cambió de tecnología para producir energía; porque mejoraron procesos de reforestación, limpieza de ríos, lagos, o por captura de CO2 en países en vías de desarrollo. Esa captura la consideran como si se hubiera realizado en los países industrializados.
Los precios de los derechos de emisión se establecen en el mercado, no son fijos, por tanto se abre la puerta a la especulación. Un fondo de inversión puede interesarse en comprar los derechos de emisión en un momento en que los bonos sean baratos para venderlos en otro momento en que suban de precio.
Lo gobiernos autorizan los proyectos que les presentan las empresas. Para citar un ejemplo extremo: el gobierno Mexicano autorizó que le fueran otorgados Bonos a las granjas Carrol de puercos en Perote, Ver.  (misma que provocó la epidemia DH N1) porque dijeron que habían colocado biodigestores y que estaban contaminando menos que antes de la epidemia.
La REDD+ (que es el programa de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación evitada) tiene como funciones formales mitigar el cambio climático, la conservación, el manejo sustentable del bosque y el incremento de los inventarios de carbono. Es uno de los instrumentos de la “economía verde” y pretende financiar la captura de carbono que realizan los bosques, a partir de la emisión de Bonos por la captura de carbono. Pagan a los campesinos para cuidar el bosque, les impiden cortar árboles, tampoco pueden trabajar su tierra. Terminan éstos perdiendo totalmente el dominio sobre sus territorios.
Los problemas en el campo mexicano se agravarán en el momento que al país entren las trasnacionales a extraer gas o petróleo con el sistema del fracking, o generar electricidad o extraer petróleo por cualquier otro método, y aleguen que tienen un derecho prioritario al uso del territorio, respaldados por las reformas a la Constitución realizadas bajo los gobiernos neoliberales. Según la contrarreforma energética, los empresarios que opten por extraer hidrocarburos o generar electricidad en cualquier predio en toda la República, tienen el derecho a desplazar a los dueños originarios de la tierra con la modalidad legal de «servidumbre oficial». La contrarreforma energética y las leyes secundarias definen las actividades de extracción de hidrocarburos y de generación de electricidad como prioritarias frente a toda otra actividad.
A estos mega-proyectos energéticos hay que agregar otros que han generado conflictos de gobierno y empresas con las poblaciones afectadas. Entre ellos hay que mencionar la construcción de conjuntos habitacionales o zonas turísticas que se apropian de territorios tradicionalmente usufructuados por comunidades rurales y generan problemas ambientales con la complacencia de las autoridades. El proyecto de nuevo aeropuerto para la ciudad de México, sobre tierras ejidales y sobre un ecosistema frágil para cuya restauración gobiernos anteriores realizaron importantes inversiones, ha dado lugar a una de las protestas campesinas más importantes del centro del país, la de Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. El gobierno ha hecho caso omiso de la opinión de expertos ambientalistas sobre el impacto negativo que tendrá esta obra sobre el medio ambiente, cuyas consecuencias serán sufridas ante todo por los habitantes de los pueblos aledaños.
Los problemas y las resistencias que se generen por esta situación serán interminables, porque todos los campesinos del país serán vulnerables frente a esas situaciones; además se duplicarán los movimientos en contra de los mega-proyectos, y como muchos de nosotros hemos dicho: ni se acerquen porque no vamos a permitir el despojo ni les vamos a entregar nuestras tierras.
5. Crisis de seguridad: el narco, los militares y el estado mexicano
Aunado a los problemas económicos, la situación se agravó por la crisis sin precedente en el esquema, ya de por sí endeble, del sistema federal de seguridad debido al nivel de violencia presente en todo el país desde hace décadas y que se agudizó con la fracasada guerra calderonista contra el narcotráfico cuya continuidad enturbió la administración de Peña Nieto.
El Estado busca acallar la voz de los pueblos y reeditar lo que ha hecho por décadas: cubrir a los culpables de la violencia de Estado con una nube de impunidad. Eso sucedió con los más de 100 mil casos de ejecuciones extrajudiciales y 25 mil desaparecidos de los últimos seis años, y los miles de feminicidios que han aquejado el país claramente durante los últimos 20 años. De hecho, en general, el 97% de los delitos no son castigados en este país.
Con el pretexto del combate al narcotráfico, y en contubernio y en una relación de subordinados frente al poder militar de los Estados Unidos, escudando sus acciones en la Iniciativa Mérida que considera a México dentro de la esfera de seguridad de los Estados Unidos, policías y militares reprimen también a movimientos sociales. En esa dinámica el ejército y la marina controlan regiones completas del país.  Además cumplen el papel de control de los espacios mafiosos. En estados como Michoacán atacan a ciertos grupos y cubren a otros según reciban órdenes de quienes ejercen el control. Algo similar ocurre en Sinaloa, Tamaulipas, Chihuahua y otras zonas del país. De ninguna manera extirpan el tráfico de drogas, la extorsión a la población, la violación y la trata de mujeres perpetrado por las bandas de narcotráfico, sino que son sus cómplices y/o perpetradores ellos mismos de estos delitos. Es el caso de Ernestina Ascensio Rosario, mujer indígena de 71 años, que murió como resultado de su violación tumultuaria por tropas en Veracruz en 2007, de las 13 prostitutas violadas por soldados en Castaños, Coahuila en 2006, y de muchísimas mujeres más que no denuncian sus violaciones por temor.
Vecinos donde han tenido lugar confrontaciones entre policías y militares y cárteles del narcotráfico, han denunciado la participación de policías y militares de EUA en la guerra contra los cárteles y entre los cárteles.
De las actividades castrenses frecuentemente derivan grupos de paramilitares que van apareciendo en zonas específicas, incluyendo Ciudad Juárez, en donde se han involucrado en asesinatos y feminicidios desde hace varios años; ahí donde empresas nacionales y trasnacionales pretenden construir mega-proyectos de inversión; o en zonas con movimientos sociales fuertes que resultan incómodos al poder. En México deben ser detenidas las acciones castrenses que se mueven en una dinámica supra legal, con la impunidad que eso conlleva.
El plan emergente de EPN para enfrentar la problemática social en los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas tiene todas las características de un plan de contra insurgencia, el cual combina modestas medidas sociales con la represión sistemática, general o selectiva de los movimientos populares. Así ha sucedido en Guerrero a donde, simultáneamente al anuncio del mencionado plan, comenzaron a llegar refuerzos del ejército y de la policía federal.
6. Crisis política. Pérdida de legitimidad del estado mexicano
Desde fines del siglo XX el sistema político mexicano liderado por el PRI se encuentra completamente desacreditado para el grueso de la población mexicana, incluso para algunos grupos empresariales. La llegada de los panistas a la presidencia en el año 2000 provocó que muchas personas (incluyendo a algunos intelectuales y políticos de la izquierda legal) abrigaran la esperanza de un cambio positivo en la vida política del país. Sin embargo, su victoria envalentonó a la derecha: ello se vio en la primera quincena de su gobierno cuando su odio de clase lo llevó a un ataque al presupuesto de la UNAM, para entonces considerada uno de las 100 mejores universidades del mundo. Siguió con sus intentos de quitar todo tipo de prestaciones a los trabajadores y campesinos y de imponer el derecho del veto en las constituciones de los estados de la república, limitando los derechos reproductivos de las mujeres en aquellos estados, en un intento de rodear al Distrito Federal donde el gobierno del PRD había establecido el acceso al aborto, aunque fuera limitado.
Por lo demás, los panistas resultaron un fiasco. Iguales de transas que los priistas, resultaron más torpes que éstos para encubrir sus triquiñuelas.
El sistema político mexicano se ha convertido en un organismo putrefacto que exuda corrupción por todos sus poros. Al margen de los escándalos protagonizados por funcionarios públicos y políticos de todos los partidos, desde el Presidente de la República hasta el más modesto funcionario municipal, la corrupción se ha convertido en un instrumento casi insustituible para la acumulación de riqueza por fuera de las leyes del mercado capitalista. Priistas, panistas, perredistas, verdes, etc., etc., han estado día tras día en el ojo del huracán por actos de corrupción. Nada más para mencionar algunos de estos casos, está el de la familia presidencial cuyo patrimonio ha crecido considerable e inexplicablemente. El escándalo de la «casa blanca» y de otras propiedades del presidente y de su esposa, y la casa de Malinalco del secretario Videgaray cimbró al gabinete entero. Tardíamente el presidente Peña ha montado una farsa nombrando a un personaje de muy dudosa reputación como secretario de la casi difunta Secretaría de la Función Pública, para que «investigue» el asunto que daña la imagen del patrón que lo designó y al que debe fidelidad.
Es cierto que la corrupción ha estado presente en todas las épocas y formaciones sociales, pero cuando se convierte en pieza fundamental de la vida política y económica de un país, termina siendo un pulpo cuyos tentáculos aprisionan a toda la sociedad. A tal grado ha corroído la corrupción a la sociedad que para muchos, principalmente jóvenes, los corruptos se convierten en héroes cuyas conductas son dignas de imitar. Parte de esta lacra se explica por la impunidad con que actúan los corruptos pero es también una forma casi normal de operar el capitalismo en ciertas etapas de su evolución.
En los últimos años se ha publicado un buen número de investigaciones sobre la forma en que el Estado ha sido cooptado, a través de las redes de corrupción, por bandas delincuenciales que incluyen a dirigentes de partidos políticos, funcionarios públicos, policías y militares y a negocios empresariales legalmente constituidos. Lo sucedido en Iguala en septiembre de 2014 es uno de los casos más dramáticos en que esta corrupción generalizada se ha traducido en una tragedia.
La corrupción ha sido un factor presente en otras tragedias como la de la guardería ABC de Sonora donde perecieron decenas de bebés, mientras algunos de los responsables se aprestan ahora a escalar un puesto público en las elecciones de 2015. Y también ha estado presente en la contaminación de ríos por la minera México en el mismo estado, en la tragedia de los mineros de pasta de Conchos y, posiblemente, en la explosión reciente del hospital materno infantil de Cuajimalpa, para mencionar sólo algunos casos.
7. Respuesta de los movimientos populares
En general, durante los últimos años, todos los movimientos populares han estado a la defensiva ante estas embestidas del estado. Las luchas han sido fundamentalmente sectoriales y regionales, aunque en algunos casos, de gran envergadura: este es el caso de Chiapas, con los Caracoles promovidos por el EZLN, estableciendo municipios autónomos involucrando la participación activa de miles y miles de indígenas. A pesar de que el sectarismo de su dirección política los ha mantenido aislados, no se puede subestimar el que, de hecho, hay un territorio relativamente autónomo en el país que el gobierno no ha podido doblegar en 20 años. En Michoacán, diversos sectores de la población y miembros de diferentes clases sociales se organizaron en comités de autodefensa cuando el gobierno no pudo protegerlos contra los narcos-paramitares. El hecho de que haya habido errores en su conducción no va en demérito de que fue un proceso importante de auto-organización ante el cual el gobierno tuvo que utilizar toda su astucia para reprimir, dividir, comprar, y amedrentar a sus miembros para volver a controlar al estado por lo menos momentáneamente. Guerrero y Oaxaca han sido dos estados “problema” para el gobierno central desde hace años. El movimiento de la APPO, el de las y los maestros y múltiples otros movimientos en ambos estados ya hacían difícil su dominio.
8. La clase trabajadora: luces en las sombras 
Más de ochenta décadas de corporativismo y tres décadas de neoliberalismo han llevado al movimiento sindical al punto más bajo de su historia. El grueso de la clase trabajadora ha sido incapaz de evitar la caída de un 80 por ciento de su poder adquisitivo, la privatización de empresas públicas y el despido de cientos de miles de trabajadores, y de que conquistas obreras y civilizatorias (jornada de ocho horas, estabilidad laboral, jubilación, vacaciones, trabajo decente y a conformar sindicatos democráticos y autónomos), logradas después de casi cien años de dura lucha obrera, se fueran por el caño con la reforma a la Ley Federal del Trabajo.
La estrecha mentalidad gremialista y la confianza en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y en las “instituciones”, desarmaron a la clase trabajadora mexicana para enfrentar la brutal ofensiva neoliberal.
La digna lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) por su sobrevivencia, la de los maestros de la CNTE en contra de la reforma educativa, la del Sindicato Minero en contra de la represión y por mejores condiciones de vida para sus agremiados y la de tantos otros gremios, que en fechas recientes se han lanzado a la lucha, nos revela que el sindicalismo mexicano está despertando de un largo sueño y empieza a ponerse de pie.
En este contexto es muy importante que desde dentro de los sectores más avanzados de la clase trabajadora, nos referimos al SME y al conjunto de organizaciones que están impulsando la Nueva Central de Trabajadores, se esté construyendo una perspectiva estratégica que apunta a articular una fuerza capaz de cambiar la correlación de fuerzas en favor de la clase trabajadora y de sus aliados.
El objetivo de unificar al sindicalismo democrático, de organizar a los no organizados, de recuperar a las organizaciones controladas por las mafias sindicales, dotarlo de una estructura sólida y de un programa anti-neoliberal, no será tarea fácil ni de corto plazo. Vencer las inercias gremialistas, recuperar la confianza de millones de trabajadores en la necesidad de auto-organizarse y convencerlos de luchar en contra del gobierno y los patrones, requiere de un intenso trabajo de organización al interior del movimiento sindical. El principal propósito de toda organización revolucionaria, es el de proveer los cuadros revolucionarios que hagan posible alcanzar estos objetivos. Ese es el propósito al que las organizaciones simpatizantes de la IV Internacional nos debemos comprometer.
9. La defensa del Territorio y la lucha contra los mega-proyectos 
 
En el campo, a pesar de lo agresivo que ha sido el despojo, se han conformado grupos de resistencia y movimientos de los pueblos amenazados por el desplazamiento. En la mayor parte de los casos esos movimientos han iniciado de manera espontánea teniendo como base la unidad y la decisión de defender la tierra por parte de los afectados. Estos movimientos han ido tomando forma y han llegado a comprender que lo que defienden no son sólo las tierras, sino también el agua, el territorio, y sobre todo, han aprendido que lo que se defiende son sus derechos. En esta dinámica comenzaron a utilizar el derecho como un arma esencial para acompañar los procesos de lucha en el territorio sin perder de vista que la posesión del mismo es la base de la resistencia. Otro elemento emanado del aprendizaje en la lucha es que los mega-proyectos y las industrias que generan responden a los intereses del capital trasnacional y que los beneficios, en su mayor parte son propiedad y sirven a proyectos mayores de las trasnacionales. Como ejemplo, la construcción de presas hidroeléctricas en México y Centroamérica responde a un proyecto del imperialismo norteamericano de generar un gigantesco mercado de energía eléctrica integrado en el Sistema Mesoamericano de generación de la misma, con un único tendido eléctrico que abarca todos los países y que servirá para la minería, los puertos privatizados, las maquiladoras y otros proyectos de las trasnacionales.
En México, los movimientos de resistencia contra mega-proyectos se han integrado en redes, organizaciones, alianzas o movimientos más amplios de carácter sectorial, como el Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos, la Red Mexicana contra la Minería, la Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos, la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales y más organizaciones, algunas con pertenencia o relaciones con agrupaciones internacionales como la Red Latinoamericana de afectados por Represas, o el Movimiento Mesoamericano Contra la Minería. En estas redes destacan movimientos emblemáticos como el Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la Presa La Parota, el Frente en Defensa de la Tierra de Atenco, los grupos Yaquis y Huicholes en los estados del norte del país y muchos otros.
Las luchas de resistencia contra mega-proyectos han tomado en sus manos problemáticas como el cambio climático o la lucha contra la imposición de lo que los organismos financieros mundiales y los inversionistas llaman “proyectos verdes”.  Estos son mecanismos que avalan falsas soluciones al problema del calentamiento global sin atacar el fondo del mismo que debería ser la cancelación definitiva de las industrias que emiten gases contaminantes, CO2 o gas metano principalmente.
La reciente iniciativa de la Tribu Yaqui de impulsar la “Caravana en Defensa del Agua, la Tierra, el Trabajo y la Vida”, es una excelente oportunidad para crear una articulación entre los movimientos campesinos, pueblos originarios, sindicatos, ambientalistas, derechos humanos, estudiantes y de otros sectores sociales. Esta iniciativa surgió como parte de la iniciativa gubernamental para construir el “Acueducto Independencia”, que ya está transportando agua del río Yaqui a la ciudad de Hermosillo (a pesar de que hay resoluciones judiciales a favor de la tribu Yaqui), recurso que es parte de las concesiones que se hicieron a la tribu en los acuerdos de paz de 1937. Es fundamental que nuestra Coordinadora de Organizaciones Simpatizantes de la IV Internacional en México, se comprometa a fondo con esta iniciativa. Este es el mejor terreno para probar nuestra consistencia política y capacidad de convertirnos en referente revolucionario.
Recientemente las protestas de trabajadores agrícolas del Valle de San Quintin, Baja California pusieron en evidencia las condiciones de explotación y opresión que aún existen en amplios espacios del campo mexicano. Sus demandas obtuvieron inmediatamente la solidaridad de otros movimientos sociales y de fuerzas revolucionarias y democráticas organizadas. La respuesta del gobierno y de los grandes empresarios fue la de siempre: provocaciones, represión, difamación contra el movimiento de los trabajadores.
10. Las luchas de las mujeres 
 
El movimiento feminista, fuertemente institucionalizado, ha vivido en medio de la contradicción general suscitada por el hecho de que, mientras la legislación que garantiza los derechos de mujeres ha avanzado muchísimo en los últimos años, las circunstancias de vida de las mujeres en general han empeorado con el deterioro de las condiciones económicas y la militarización.
Los intentos por hacer que el gobierno declare alertas de género en ocho estados de la república son precisamente ejemplo de la contradicción existente: desde 2005 existe una ley que supuestamente garantiza la vida libre de violencia tanto a nivel federal como en la mayoría de los estados. Sin embargo, ante la obvia inexistencia de este derecho en la realidad, el gobierno no implementa los mecanismos para que ello pueda hacerse realidad.
La mayoría de las actividades unitarias de las feministas se han centrado en la lucha contra la violencia feminicida, por defender a las mujeres encarceladas por abortar, y por la defensa del estado laico y el combate al supuesto “derecho del feto” violando el derecho de las mujeres vivas.
En muchos casos estas actividades van de la mano con los otros movimientos populares contra la militarización, la represión, y por los derechos humanos. En estos últimos movimientos, las mujeres se han destacado como luchadoras incansables, quizá abriendo una nueva posibilidad del surgimiento de un movimiento de mujeres más amplio que las filas feministas.
11. La lucha del movimiento LGBTI 
El movimiento LGBTI ha arrancado importantes conquistas al Estado mexicano durante los últimos años como el matrimonio igualitario en la Ciudad de México, Coahuila y Quintana Roo, las leyes a nivel constitucional que prohíben la discriminación por orientación sexual, el acceso igualitario a la adopción y el derecho a la reasignación y al cambio legal de género en el Distrito Federal.
La conquista de estos derechos aunque dentro del marco legal del capitalismo funciona como base para la auto-organización de la comunidad LGBTI desde la cual partir hacia la destrucción del patriarcado. Sin embargo, estos derechos tienen un carácter muy desigual dentro del ámbito nacional, focalizándose sólo en algunas entidades. En otras estados como Colima, Jalisco y Campeche, la clase gobernante, atada a sus prejuicios morales y presionada por las autoridades eclesiásticas, sólo ha concedido deformaciones de derechos civiles presentándolas como “leyes progresistas”. Al mismo tiempo, la derecha religiosa, intenta asestar nuevos golpes en contra de la comunidad LGBTI utilizando la defensa de la familia tradicional como el fundamento para sus ataques; por ejemplo, durante los dos sexenios panistas se intentó invisibilizar a la diversidad sexual y se recortó el presupuesto asignado a la lucha con el VIH-SIDA. Actualmente, el PAN junto con sectores del PRI ha creado en el Senado la “Comisión de la Familia y Desarrollo Humano” que pretende “legislar a favor de la vida y cerrar las puertas a las modas”, en alusión a la interrupción de embarazo y al matrimonio entre personas del mismo sexo.
Y mientras parte importante del movimiento de la diversidad sexual es cooptado y neutralizado por el PRD y el PRI y el denominado “mercado rosa” ha encontrado la manera de obtener ganancias a través de la venta de productos para personas LGBTI, la homofobia sigue siendo un problema en la sociedad mexicana y los crímenes de odio están a la orden del día, convirtiendo a México en el segundo país con más asesinatos por homofobia y transfobia.
12. Ayotzinapa abre nueva coyuntura 
La situación en el país se agravó por los altos niveles de violencia que generó la fracasada guerra contra el narcotráfico que inició Calderón y continuó sin cambios con Peña Nieto. Los dos sucesos de violencia extrema que hicieron estallar la crisis en el terreno de la seguridad fueron: las ejecuciones extrajudiciales realizadas por el ejército mexicano contra 22 presuntos narcos en Tlatlaya, estado de México, y la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en el estado de Guerrero, secuestrados  por policías coludidos con los narcotraficantes al servicio del presidente municipal de la Cd. de Iguala entre la noche del día 26 y la madrugada del 27 de septiembre del pasado 2014, terrible acontecimiento en el que además fueron acribillados tres estudiantes, uno de ellos desollado y tres personas más, un adolescente entre ellos.
Este acontecimiento dejó al descubierto la colusión entre gobernantes, narcotraficantes, policías y fuerzas armadas, y detonó la crisis más grave de credibilidad en las instituciones lo que se agravó por la ineficiencia e indiferencia de las autoridades federales, concretamente la Procuraduría General de la República (PGR) que tardó más de 10 días en asumir su responsabilidad sobre el caso y, en todo momento, ha tratado de ocultar la verdad de los hechos, enturbiado la investigación y manipulado la información. Después de cuatro meses la PGR declaró que los estudiantes están muertos, que fueron entregados por los policías a los narcos y éstos los incineraron y echaron en bolsas a un río.
13. Declaración que nadie cree 
Los estudiantes siguen sin aparecer. El delito que hay que perseguir es el de desaparición forzada, que no prescribe (además no ha querido ser tipificado por el gobierno mexicano). Los funcionarios, policías y sicarios, culpables de la desaparición, fueron acusados de secuestro y homicidio, delitos que sí prescriben. La PGR insiste en que están muertos porque de ese modo quedaría sin validez jurídica el delito de desaparición forzada. Los padres de los estudiantes desaparecidos confrontaron al gobierno mexicano frente al Comité de Naciones Unidas contra las Desapariciones Forzadas (CED) en Ginebra, Suiza, y acusaron a la Procuraduría General de la República de falsedad y de pretender cerrar el caso. El  Comité consideró que las investigaciones sobre la desaparición no pueden considerarse cerradas hasta que se agoten todas las líneas de investigación; además obligó al estado mexicano a reconocer, tipificar e introducir en el marco jurídico una Ley General de Desaparición Forzada. En sus recomendaciones al Estado Mexicano el CED considera que el grave caso de los normalistas ilustra los serios problemas del fenómeno generalizado de la desaparición forzada en todo México, que ocurre en muchos casos con la participación de servidores públicos. Su recomendación al Estado Mexicano incluye la creación de una unidad especializada para investigar las desapariciones forzadas. Toca a las fuerzas democráticas asumir la exigencia de que sea reconocido por el Estado Mexicano el delito de desaparición forzada como delito de lesa humanidad y se agregue a la demanda de la aparición con vida de los estudiantes desaparecidos.
14. El laberinto de la izquierda mexicana 
Hagamos un repaso rápido de las principales fuerzas de la izquierda mexicana:
Del PRD no hay mucho que decir, pues su dirección central (los denominados “chuchos”), con la firma del “Pacto por México”, ha completado su giro derechista convirtiéndose en uno más de los partidos del sistema. No obstante el desprestigio de este partido, aún le queda una amplia base social a la cual es necesario dirigirse para que rompa con su dirección y ganarla hacia auténticas posiciones de izquierda.
El Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), encabezado por Andrés Manuel López Obrador, es un partido pluriclasista, democrático-nacionalista, que apuesta por el cambio a través de la vía electoral y no de la movilización social. Durante el conflicto de Ayotzinapa fue evidente que antepone sus intereses electorales a los del movimiento social. López Obrador tardó más de cuarenta días en manifestar su apoyo a la lucha por la presentación de los desaparecidos y en desmarcarse del gobernador Ángel Aguirre Rivero y de Lázaro Mazón, su precandidato a la gubernatura del estado y protector del narco-edil de Iguala, José Luis Abarca. En el actual proceso de selección de candidatos a puestos de elección popular, ha sido escandalosa la manera en que impone a sus allegados, por encima de los procedimientos establecidos. No obstante sigue siendo, de lejos, la alternativa con mayor poder de convocatoria de la izquierda nacional. En el seno de MORENA lo mismo conviven amplios sectores de izquierda, incluso que se reivindican socialistas, que sectores empresariales enfrentados con la oligarquía, pasando por desertores oportunistas del perredismo.
La Organización Política del Pueblo y de los Trabajadores (OPT) es una organización política clasista y anticapitalista, con una amplia base social de trabajadores electricistas del SME, de tres organizaciones que nos reivindicamos del trotskismo (MUS, PRT y OST) y una del maoísmo (ONPP), pero que cuenta con el potencial de capitalizar futuras explosiones sociales. A pesar de haber fracasado en lograr el registro como partido político, la fuerza de esta organización no reside en el espacio electoral, sino en el terreno de la lucha social. La lucha del SME por recuperar su fuente de trabajo y sus cien años de combativa existencia, le dan la autoridad para encabezar la construcción de la Nueva Central de Trabajadores (NCT), de los usuarios en contra de las altas tarifas de energía eléctrica, de la defensa del agua y de la conservación del medio ambiente, y es un referente de otros movimientos sociales como el Congreso Nacional Indígena o de Ayotzinapa.
El EZLN continua manteniendo una sólida base social en el estado de Chipas en donde ha profundizado su experiencia autogestiva, a pesar de que su sectarismo político le ha aislado de importantes fuerzas sociales y políticas de la izquierda nacional. Es pertinente valorar positivamente el reciente giro del EZLN sobre la participación electoral. De la abierta confrontación en el 2006 con Andrés Manuel López Obrador, ahora  postulan que “Como zapatistas que somos no llamamos a no votar ni tampoco a votar. Como zapatistas que somos lo que hacemos, cada que se puede, es decirle a la gente que se organice para resistir, para luchar, para tener lo que se necesita.” Esperamos que este giro político anuncie una mayor apertura al debate y el trabajo conjunto con todas las fuerzas sociales y políticas que le somos afines. Especialmente apoyando a todos los movimientos en resistencia en contra del neoliberalismo (SME, Mineros, CNTE etc.) y de la “Caravana en Defensa del Agua, la Tierra, el Trabajo y la Vida”.
Existen muchas otras organizaciones que se reivindican de extrema izquierda (provenientes del extinto Partido Comunista, maoístas, trotskistas, etc.). Vale la pena distinguir, entre todas ellas, a los compañeros  del Movimiento de Trabajadores Socialistas (MTS) y del Partido Obrero Socialista (POS), con los cuales hemos coincidido en la construcción de la NCT y en el trabajo obrero.
¿Cuál debe ser entonces, desde nuestro punto de vista, la relación entre la OPT y MORENA? Independientemente de su diferente naturaleza y objetivos, entre la OPT y MORENA existen coincidencias inmediatas que posibilitan la unidad de acción en diversos frentes.
15. La cuestión electoral 
El proceso de deslegitimación del aparato de Estado y su profundización  debe ser el objetivo central de las organizaciones y movimientos sociales que consideramos necesario el cambio de sistema para sacar al país de la crisis que se profundiza día a día y que se ha venido expresando en las grandes movilizaciones de miles de manifestantes que exigen la remoción de Peña Nieto.
Esta situación tiene como base la consistencia y tenacidad de los padres de los desaparecidos y de los normalistas de Ayotzinapa que, en su exigencia por justicia,  destaparon la cloaca del régimen que ha vivido de la corrupción y la impunidad. El proceso electoral de este 2015 buscará desviar la atención de la ciudadanía, acallar las voces que cuestionan al Estado y revertir el proceso de deslegitimación que se ha centrado en la figura del Presidente de la República. Las elecciones y todo lo que implican serán usadas como elemento legitimador del Estado represor que busca liberarse del juicio popular que le exige reconocer que las ejecuciones y la desaparición forzada de los 43 normalistas es un crimen de Estado y que éste tiene la responsabilidad de presentarlos con vida y entregarlos a sus padres.
El proceso electoral de este año se ha convertido en un elemento de confrontación. Los maestros, estudiantes, normalistas, movimientos sociales y organizaciones del estado de Guerrero decidieron boicotear el proceso y no permitir las elecciones en ese estado; cerraron el Instituto Electoral Estatal y las oficinas distritales en varios municipios, situación explosiva que recibió ya la amenaza del gobierno federal que declaró que nadie, por radical que sea, va a impedir que haya elecciones en Guerrero. La difícil situación de Michoacán y Oaxaca llevará a definiciones radicales en las próximas semanas. En fin, las elecciones de 2015 pueden polarizar a la población poniendo en entredicho el objetivo legitimador sobre todo si se lleva a cabo una confrontación con la participación de la policía o aún, del ejército, lo que podría generar un resultado contrario, o sea, que se profundice el repudio contra el Estado y sus instituciones.
El sistema de partidos y cada partido político en lo particular sufren un descrédito creciente que hizo crisis al inicio del nuevo gobierno, en 2012, por el cuestionamiento al resultado que dio por legal el proceso de investidura de Peña Nieto, y semanas después el proceso antidemocrático y reprobable en el que diputados y senadores aprobaron sin discusión alguna, las contrarreformas estructurales impuestas por el equipo presidencial, dando muestras del más bajo nivel de abyección y sumisión frente al poder del Presidente, arrastrando al Poder Legislativo a un estado de subordinación frente al Poder Ejecutivo. Esta situación de rechazo generalizado contra lo que signifique toda acción encaminada a recomponer la vida institucional desprestigiada en grado máximo y como consecuencia el rechazo al proceso electoral, se suma al repudio al Presidente y su deslegitimación. Siguiendo esta tónica, a aquellos que en estos momentos consideran válido participar en elecciones y emitir su voto, les decimos que están en su derecho, pero les decimos que es más importante que se acerquen a los procesos de lucha unitaria en torno al movimiento que en estos momentos cuestiona la legitimidad misma de quien está ejerciendo el poder.
16. La extensión del movimiento: de la euforia por las contrarreformas estructurales a la impugnación generalizada al gobierno de Peña Nieto
Rostros desencajados del Presidente, del Procurador, del Secretario de Hacienda y otros funcionarios (eufóricos hace dos años) son los que vemos en las esferas del poder golpeados por los reclamos de ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! ¡Fuera Peña! ¡Fue el Estado!   A estas voces de indignados  se une la catástrofe financiera, el descomunal endeudamiento y la caída de los precios del petróleo. El reclamo en este momento tiene su eje vertebral en Ayotzinapa. La aparición con vida de los estudiantes debe seguir siendo la demanda primera. En el proceso de la lucha la dinámica impugnadora puede llegar a la exigencia de la derogación de las contrarreformas estructurales. Los maestros han retomado las movilizaciones contra la reforma educativa y el rechazo a su aplicación.  La debacle de los salarios, el desempleo, los despidos masivos, la eliminación de las pensiones, la inseguridad en el empleo para los jóvenes que se inician en el terreno laboral, deberán llevar a la lucha en contra de la reforma laboral. La reforma energética tan impugnada en su momento deberá ocupar nuevamente un lugar relevante en el movimiento social, comenzando con los sectores de industria, los campesinos y los afectados por los mega-proyectos hidráulicos, eólicos y mineros a los que se agregarán aquellos sectores que comenzarán a ser desplazados por el fracking.
La situación descrita de crisis, corrupción, simulación jurídica, impunidad, autoritarismo y antidemocracia constituye la realidad en la que hemos vivido durante muchas décadas y se acumularon durante los 70 años de un PRI autoritario y corrupto, a los que se sumaron 12 años de corrupción e insolencias panistas y dos años del peñismo que se había propuesto como meta consolidar un régimen autoritario, a semejanza de lo más cuestionable del presidencialismo en su fase más antidemocrática y tomarlo como marco para prolongar el dominio del PRI. Esa situación en su más amplio espectro detonó con el crimen de lesa humanidad que ejecutaron en Ayotzinapa. Se externó entonces el hartazgo, largamente contenido, de la mayoría de la población y se generó una situación inédita desde que quedaron atrás los gobiernos militares post revolucionarios: Se generó una crisis de credibilidad en las instituciones del Estado comenzando con la impugnación al Presidente de la República frente a quien se han manifestado miles de mexicanos sobre todo jóvenes pidiendo su renuncia a la Presidencia, haciéndose patente una crisis de legitimidad que se vislumbró desde la impugnación a su investidura como presidente que se manifestó en la denuncia de los casos Monex y Soriana.
17. Por la organización de un Frente Único Nacional Anticapitalista  
La situación por la que atraviesa la lucha de clases en el país se caracteriza por el ascenso, la extensión y radicalización de las movilizaciones. La debilidad de esta reactivación de los movimientos sociales en el país es su dispersión. Las demandas que plantean los diversos movimientos son suficientemente similares y compatibles entre sí para que sirvan como una plataforma de acuerdos y bases para la formulación de un programa común en contra de la explotación, la represión, el despojo, la discriminación, la exclusión, la corrupción y la violencia política contra la población ejercida por el Estado y las bandas delincuenciales. Para ello es necesario que las organizaciones políticas involucradas en estas movilizaciones se aparten, si las tienen, de las prácticas sectarias y consideren, como una condición para avanzar en las movilizaciones, la necesidad de coordinar y centralizar el movimiento sobre la base de un programa común que integre las demandas que se han estado enarbolando:
–  En contra de la represión, por la presentación con vida de los estudiantes de la normal de Ayotzinapa desaparecidos entre el 26 y 27 de septiembre de 2014, por una investigación seria del caso, que incluya al ejército y el castigo a los culpables.
– Aclaración de los crímenes políticos contra luchadores sociales y castigo a los responsables
– Libertad a todas(os) las/los presas/os políticas/os
– Libertad inmediata a las presas acusadas de abortar
– Declaración de alerta de género en todos los estados donde se haya solicitado e implementación de las correspondientes medidas preventivas
– Garantía plena de los derechos de la comunidad LGBTI
– Desmilitarización del país.
– Castigo a los responsables de las tragedias de la guardería ABC de Hermosillo Sonora, de la muerte de mineros en Pasta de Conchos, y la presentación con vida de las desaparecidas de Cd. Juárez.
–  Por una investigación a fondo sobre todas las desapariciones y castigo de los culpables.
– Derogación de las llamadas «reformas estructurales».
– Por el respeto de los derechos de pueblos y comunidades sobre sus recursos naturales.
– Vivienda y empleo dignos para todos.
– Educación pública, gratuita y laica en todos los niveles educativos.
– Destitución y castigo de funcionarios públicos involucrados en actos de corrupción y represión.
– Por la auto organización de los pueblos. 
– Por una nueva constituyente.
– Destitución de Peña Nieto y formación de un gobierno de los trabajadores.
Los simpatizantes de la IV Internacional debemos mantenernos atentos a las resoluciones de la Convención Nacional Popular de Ayotzinapa, del Encuentro Nacional de las Resistencias y de la Constituyente Ciudadana-Popular y buscar acuerdos programáticos con estos proyectos con el propósito de construir un gran Frente Único Nacional por la transformación del país a favor de la mayoría de la población mexicana.
El contexto internacional es favorable a un nuevo ascenso de la lucha de clases. El triunfo de Syriza en Grecia y la fuerza de Podemos en España, podrían abrir una nueva etapa de la lucha de clases que va a favorecer el desarrollo de movimientos revolucionarios en otras partes del mundo. Por ello los revolucionarios mexicanos debemos seguir de cerca estas experiencias y aprender las lecciones que se deriven de ellas, para aprovecharlas en la organización de las fuerzas que apuestan a un cambio radical, anticapitalista, de la sociedad.

Colectivo de la IV Internacional en el estado de Colima.
Militantes de la IV en la Ciudad de México.
Liga Socialista Revolucionaria
Movimiento de Unidad Socialista

Enlace Socialista

Estándar

Estado de urgencia climática y social

Esbozo de la situación en Francia, la COP 21 y la movilización en París.

Luis Emilio Téllez Contreras

CC

Una república policial

El Estado de Urgencia de tres meses que el gobierno de Hollande ha impuesto en Francia tras los atentados en Paris reivindicados por DAESH, es una respuesta que apunta a revertir un estado de inestabilidad política y social creciente no sólo en su país, sino a nivel Europeo, y por tanto, orientado a tener impacto a nivel internacional.

En Francia se vive un nuevo período. Antes de los atentados avanzaba un creciente desprestigio de la Unión Europea como unidad política, (dentro del cual Francia tiene un papel clave) ligado a la llamada “crisis de refugiados” que cobraba un inminente carácter revulsivo que llegó a ablandar algunos discursos oficiales. La politización de la cuestión de los refugiados no sólo abría la puerta al replanteamiento de la situación de exclusión de los “antiguos” migrantes de Francia y a su amplio movimiento en los barrios populares organizado en torno a demandas democráticas e histórico-revolucionarias (destrucción del racismo institucional y de la herencia colonial, derechos plenos a las mujeres migrantes, terminar con la segregación de clase y raza, etc.), sino que desenmascaraba la política de guerra de la república, mostrando la relación directa entre la invasión colonial en Medio Oriente y las crisis humanitarias permanentes. En Paris los inmuebles ocupados por los migrantes sin hogar se convertían para el gobierno local en algo difícil de controlar, mientras la izquierda radical impulsaba la solidaridad y establecía contacto político con estos sectores, combatiendo la política de dispersión y administración del conflicto que hacía el gobierno (apoyada por el PCF y Melenchón).

Por otra parte, la polarización social se ponía a la orden del día a través de la acción de los asalariados de AirFrance que rasgaron la camisa de uno de los altos mandos de la empresa en protesta contra los despidos, desatando la ridícula indignación de las clases altas y el gobierno, pero validando sin desearlo la imagen de la confrontación de clases en un contexto de crisis y desempleo.

Este ambiente en general que apuntaba a una respuesta social de los explotados y marginados fue repentinamente ocultada tras los atentados, qué hacía de antídoto preventivo ante la posible condensación del malestar social en la jornada internacional de lucha contra la COP 21, donde podrían agruparse todas estos descontentos en torno a la izquierda anticapitalista.

Los atentados fascistas de DAESH lograron que la COP 21 se desarrollara en un contexto de ilegalidad de las manifestaciones, de arrestos domiciliarios a líderes ecologistas, de fichaje a migrantes bajo sospecha y de la ofensiva del ejercito francés sobre Siria. Además se creo un extraño realineamiento de las potencias militares contra un pequeño “estado” islámico.

Finalmente, después de aplicar en unos cuantos días el programa guerrista de la derecha, el gobierno “socialista” de Hollande pierde frente al partido de la extrema derecha (Frente Nacional) en las elecciones regionales. Es cada vez más fuerte el esfuerzo de las élites más conservadoras por captar el voto popular y obrero hacia la derecha. Los socialistas y la derecha centristas se preparan para una alianza que impida a la ultra-derecha su llegada al poder, minando aun más su credibilidad.

cop12dec

El festejo de un acuerdo no vinculante

A la par, el acuerdo que ha logrado la cumbre climática se desborda en principios abstractos tan nobles como la responsabilidad común y diferenciada, procurando el derecho a la salud, el respeto a los derechos humanos, el respeto de los pueblos indígenas, los niños y los discapacitados, etcétera, pero el elemento más importantes es el tan difundido acuerdo de situar el calentamiento por debajo de los 2 grados centígrados y los más cerca de 1,5. Pero como lo ha remarcado Daniel Tanuro* en su último artículo, existe una contradicción que es públicamente conocida: las intenciones del acuerdo general se contrapone al INDC que es el conjunto de las medidas específicas tomadas por cada nación con el fin de combatir el cambio climático. Por así decirlo, la suma de los esfuerzos no corresponde a todas luces con el objetivo general. El método que se han planteado los países presentes en la COP ha sido el de revisar cada 5 años que esos dos acuerdos coincidan y este acuerdo se basara en la voluntad de los firmantes sin que haya un elemento jurídico vinculante que obligue a su realización… cosa que todo todo mundo espera con el gesto aburrido en cada cumbre. De igual manera, no hay un planteamiento firme sobre la descarbonización del mundo, las palabras que refieren al problema ni siquiera aparecen en el texto. Este texto sustituirá al Protocolo de Koyoto para iniciar desde 2020.

El proceso de manipulación propagandística y política que ha hecho el gobierno es inconmsurable, no solamente con el dolor que ocasionó la muerte de 130 personas tras los atentados, haciendo del luto una estrategia política para reforzar el patriotismo y la reafirmación de las fronteras; sino también con el intento de institucionalización de la protesta contra la COP 21, como fue el intento de armonizar la movilización social y las discusiones cupulares en la cumbre, hecho, tristemente, a través de muchas de las ONGs, construyendo una movilización paralela “por el clima” de suerte que puedan tener control sobre ella. Lo cual acontenció concretamente en la concentración del 29 de diciembre cuando la Coalition Climat 21 llamo a su vaciamiento. Esta manifestación en los hechos se convirtió en una protesta contra el estado de urgencia y tuvo como resultado 317 detenidos.

Dentro del clima político francés aun están por decidirse muchas cosas, pues no está cerrado el período de tensión social, sin embargo el gobierno y la UE pasó a la defensiva y los contrapesos progresivos dependerán del desarrollo de otras alternativas políticas a nivel Europeo, sobre todo la orientación y el peso que tome la izquierda en España e Inglaterra.

La combinación de estas dos coyunturas, de la posibilidad de la crisis social y de la confirmación de la continuidad de la crisis ambiental planetaria, nos permite ver un panorama de lo que podrían ser las políticas de control de los Estados que defienden la continuidad productivista y al capitalismo. Es una experiencia a través de la cuál los gobiernos aprenden a controlar las nuevas (y no tan nuevas) crisis políticas y las respuestas sociales: la manera de buscar consenso social, la administración de los movimientos humanos en masa (que podría continuar con los refugiados climáticos del futuro), la construcción de un estado democrático-policial, etc.

A pesar de la crisis económica sin precedentes en Europa y el mundo, las instituciones de los estados modernos siguen relativamente estables y son aún la vía de canalización de mucho del descontento, que cristaliza de manera más amplia y más duradera, pero no necesariamente más profunda. La entrada a las instituciones obliga, según la estrategia, a un cambio de los métodos o de los discursos para poder estar en mejores condiciones de luchar a otros niveles y para ganar. El punto decisivo sigue siendo la posibilidad de construir y vincular contrapesos externos a las instituciones.

Sin embargo, hay que decir que a pesar de la estabilidad, los nuevos movimientos de la política mundial y la recomposición de las sociedades tras más de 30 años de capitalismo neoliberal, pueden crear nuevas situaciones explosivas con el nuevo proletariado hiperprecarizado y migrante, así como por la degradación de la vida en las grandes ciudades.

Lo que vemos ahora es un reflejo de posibles situaciones futuras que la izquierda anticapitalista y ecosocialista debe saber anticipar.

  • Para profundizar más revisar el artículo en Viento Sur: http://www.vientosur.info/spip.php?article10777
Estándar

Universidad Anticapitalista en el Estado Español. Preparados para los cambios.

Emilio Téllez

uni2

Otro inicio

La sexta universidad de verano anticapitalista es un iniciativa de la sección de la IV internacional (SU) en el Estado Español que no ha dejado de crecer año tras año, ya que Anticapitalistas ha tenido el acierto de llevar los debates de la izquierda a sectores cada vez más amplio a través de este evento, debates vivos que no se quedan en la simple formación política de pequeños grupos militantes, sino que popularizan y abren la discusión a todos aquellos que tienen la inquietud de avanzar en la propia formación y en el debate estratégico. Además, esta Universidad nos dice mucho respecto de la concepción de organización política y de clase que están desarrollando: una organización política para la lucha por el socialismo en el siglo XXI que se renueva con el movimiento social real, con el movimiento de clases real, donde es éste el que le marca los debates y los pasos a las organizaciones anticapitalistas.

Vivir la experiencia del 15-M y posteriormente la inmensa experiencia de PODEMOS han sido influencias decisivas para la modificación de estrategias de lucha en las que ha desembocado la sección española de la internacional. Como decía François Sabado en el mitin de cierre: «en la historia de la izquierda no se había visto una velocidad tal en las mutaciones de una organización en un período tan corto con el objetivo de enfrentar los retos del momento sin perder su esencia anticapitalista».

Debates con el populismo

La universidad de verano es una iniciativa también para abrir una discusión sobre una orientación específica dentro de PODEMOS, la del sector crítico, del cual es parte fundamental Anticapitalistas, aunque no sólo resida en ellos este epíteto. El debate de una tradición como Anticapitalistas con la dirección actual de PODEMOS ha sido en ciertos momentos muy duro, pero la riqueza de una corriente que al mismo tiempo ha podido heredar y sostener el hilo rojo de la hipótesis comunista, el hilo violeta de la lucha feminista y el hilo verde de la lucha ecologista, así como el rescate de los aprendizajes de los nuevos movimientos de clase no puede ser vencida tan fácilmente y, aunque desde que el proyecto empezó a despuntar se les intentó aislar, estigmatizar y hasta aplastar, los compañeros han resistido y se han fortalecido.

Este debate se intentó ocultar entre lo desbordante de los actos masivos y en la aparición mediática y sobre todo en la transición de PODEMOS de un movimiento social vivo a un partido electoral más tradicional y verticalizado, este debate se dio como guerra desigual en el terreno político pero que en realidad era (o debía ser) una batalla política en el terreno de las ideas. Lo que en un principio se presentó como la parte auténtica de la organización y la parte externa que supuestamente quería apoderarse del control de esta (Izquierda Anticapitalista) ahora se presenta cada vez más claro como los que han renunciado a los fundamentos iniciales de PODEMOS enfrentados a quienes quieren recuperar el espíritu del 15-M y del proyecto original y plebeyo dentro de PODEMOS.

La diferencia se podría expresas quizá más esquemáticamente como populismo y anticapitalismo. Dos proyectos dentro de PODEMOS, dos almas del partido, que en el nivel teórico en realidad se atraviesan. Las y los organizadores de la universidad saben de la importancia del debate, es por ello que han dedicado un día entero y varios talleres para desarrollar esta discusión política, pues en la Universidad se respira un aire de apertura teórica e ideológica, donde se invita a participar en la formación a lo más duro del althusserianismo español y al mismo tiempo se analiza el papel de la música en los cambios sociales; se habla sobre animalismo y sobre las ondas largas del capitalismo.

Parafraseando a Brais Fernandez, uno de los ponentes del tema de populismo: no hay que temer al mestizaje, a la confluencia de ideas y a la retroalimentación. Porque cualquier teoría fuerte más allá de debilitarse al entrar en contacto con otras ideas, tendría que reforzarse, reafirmar su bagaje o encaminarlo hacia un mejor puerto. De nada sirven teoría intocadas, teorías resguardadas por una dirección de partido con fines identitarios para la reafirmación histórica.

Es manifiesto que la teoría populista ha tocado a las y los nuevos militantes anticapitalistas y hasta a quienes están en procesos soberanistas, muchos y muchas se identifican con los planteamientos de Laclau, pues ciertamente les dan elementos explicativos de la realidad española y del desenvolvimiento de PODEMOS.

Pero no sólo son militantes quienes se acercan a una teoría de este tipo, hay una especie de popularización de la teoría populista ya que la dirección de PODEMOS la ha entronizado como un sustento propio, llegando a los excesos errejonianos de justificación ideológica, a la utilización del populismo como un “se vale todo”, desde la máquina de guerra electoral hasta el giro relatico a los movimientos sociales. Y más allá de un debate por saber en qué teoría reside “la verdad”, es esta utilización oportunista de la teoría la que hace más urgente el debate con otras teorías no populistas, y quizá en esto radique el mérito de Anticapitalistas al abrir un debate popular enmarcado en la crítica a las práctica verticales, aparatistas y personalistas de la dirección de PODEMOS que desea justificarse con el halo de la teoría.

La formación de “Marxismo y populismo” impartida por Jaime Pastor y Brais Fernández (https://www.youtube.com/watch?v=ALeR3xlGbu0) fue también, a mi parecer, un tema para erradicar el tabú del marxismo dentro de muchos militantes de PODEMOS, teoría a la que se hace referencia desde las cúpulas de la organización sin decir su nombre. ¿Con qué tipo de marxismo debate el populismo? ¿Hasta qué punto es consecuente la crítica del populismo a la historia del marxismo? ¿Cuáles son los límites de la teoría populista, tanto teórica como históricamente?

Podemos decir que la teoría populista, aunque muy potente ahora, se ha puesto a prueba en Latinoamérica, sin tener resultados muy satisfactorios a la vuelta del siglo. Es decir, el primer paso es relativizar al populismo, cuestionarlo como un teoría infalible, pues la falta de autocrítica es un problema no solo de viejas teorías sino de las teorías vivas. Ahora le es conveniente a la dirección de PODEMOS arrinconar al ala crítica y estigmatizarla dentro de un marxismo clásico, enfrascarla en un debate de si populismo o marxismo, sin embargo, para lo retos que el movimiento social y PODEMOS tienen, la superación en positivo de esta discusión es la mejor manera de abordarlo y hacer del populismo un arma radical contra la burocracia, pues lo mejor del caso es que la teoría se está volviendo contra ellos.

uni1

Grecia en la Uni

Desde hace tiempo todo lo que pasa en Grecia con la izquierda afecta en un relación directa a la izquierda española, ya que PODEMOS al nacer como fuerza hermana de Syriza ató su desarrollo al proceso de aquel país. Así, los recientes acontecimientos han conmovido a la dirección de PODEMOS, decidiendo apoyar de manera acrítica la decisión de Tsipras de aceptar el memorándum después de un rotundo “no” del pueblo griego. Ahora con la separación de la plataforma de izquierda de Syriza y la creación de un nuevo partido, Unidad Popular, con 25 diputados que salen, se preparan para defender el programa de ruptura inicial con el que nació Syriza. La invitación de Katerine Serguidou, en ese momento coordinadora de Syriza en Atenas, a la Universidad de Verano para presentar un tema sobre feminismos en tiempo de crisis y otro sobre Grecia, fue muy importante para poder tener un enlace directo con lo que estaba sucediendo en Grecia. De hecho fue anunciando en tiempo real las decisiones que se fueron tomando por parte de la Plataforma de Izquierda, la dimisión de Tsipras y su estrategia para aplastar al ala izquierda dentro de SYRIZA y finalmente el nacimiento de Unidad Popular, nombre que hace referencia a la experiencia de Chile de los 70.

Si bien antes de la claudicación de Tsipras había un ánimo generalizado de apoyar a Syriza, con las ultimas decisiones todo indica que Pablo Iglesias apoyará a Tsipras incondicionalmente y que la parte crítica apoyara a Unidad Popular, lo cuál más allá de profundizar algún tipo de división interna va a generar la profundización del debate y el delineamiento de dos tipos de estrategia dentro de PODEMOS, una que se enfoca a la ruptura con el régimen y la otra que se alinea a lo que se pueda hacer, lo que tenga menos costes electorales inmediatos.

Lo cierto es que en las próximas semanas, el panorama en Grecia puede cambiar estrepitosamente. Las fuerzas se reacomodan, los nazis se preparan, el Parido Comunista previsiblemente seguirá en su actitud sectaria, la derecha liberal apoyará con casi toda seguridad a Tsipras y quienes asumen el No a la troika tendrán la responsabilidad de dar un salto en la lucha. El acercamiento entre Unidad Popular y Antarsya es positivo en extremo, pero las fuerzas más sectarias al interior de este podrían poner en peligro una confluencia efectiva para el próximo período de lucha.

Raúl Camargo, diputado anticapitalista por Madrid lo ha dicho claramente en el mitin de cierre de la Uni: hay que ser intransigentes contra aquellos que dicen que no hay alternativa, contra quienes no luchan junto a su pueblo hasta el último momento.

Municipalismos de ruptura.

“No venimos aquí a ser buenos gestores, venimos aquí a construir una alternativa a la crisis, a defender a nuestro pueblo”, decía uno de los miembros de gobierno de los municipios, ya que una de las novedades de la escuela es que estaba llena alcaldes, concejales, diputados y candidatos que tenían algo en común, que eran parte del proceso para construir una narrativa y una práctica distinta de los gobiernos pasados, la gran mayoría de ellos había llegado a la política a partir de PODEMOS pero habían alcanzado sus puestos con las Candidaturas de Unidad Popular (CUP), procesos de confluencia con otras fuerzas políticas populares y de izquierda y que emblemáticamente habían logrado ganar tres grandes ciudades en las últimas elecciones, Barcelona, Madrid y Cádiz, además de alcanza muy buenas posiciones en otras regiones.

La entrada en las instituciones ha sido uno de los temas más polémicos dentro del último período, principalmente por dos razones. La primera por la posición de Pablo Iglesias de no participar en estas elecciones municipales por el peligro que implicaba “ensuciar” la marca PODEMOS con otras siglas y para evitar la entrada de arribistas que se aprovecharan de las siglas de la organización. Por otro lado, ya dentro de gobierno existe el peligro de ser absorbido por una dinámica burocrática y gestora. Existe ante ello una gran conciencia de las y los compañeros que ya ocupan cargos de responsabilidad y se escucha decir muy reiteradamente en las ponencias “estamos en instituciones que no son las nuestras”, las y los compañeros comparten la sensación de ser acechados, de estar en terreno inhóspito, pero al mismo tiempo saben de la responsabilidad de que su actuación es fundamental para el desarrollo próximo de PODEMOS a nivel nacional.

Internacionalismo.

Durante todos los días de la Universidad siempre hubo un taller que hablara de la situación internacional, resaltando por supuesto del de Grecia. Pero la asistencia a los talleres de solidaridad internacional no fue menor. El primer tema fue Palestina, seguido de la exposición sobre la complejidad de Medio Oriente (Siria, Líbano, Iraq, Kurdistán y Yemen), el tercer día además de Grecia se revisó la situación de Colombia y Perú en el contexto del neoliberalismo, para acabar el último día con el tema de Centroamérica y México.

Anticapitalistas tiene una comisión permanente de relación internacional que no simplemente tiene un trabajo de difusión sino que desarrolla un verdadero hacer internacionalista, el último ejemplo fue el seguimiento que le dieron a las elecciones en Honduras como observadores, una labor necesaria para la situación crítica en que se encuentra este país.

La universidad servirá sin duda para poder iniciar un proceso de confluencia y de intercambio de experiencias más allá de las charlas. México en particular necesita de ello, la lucha sindical y los procesos de solidaridad con los 43 compañeros lo han hecho manifiesto. La solidaridad internacional efectiva puede tener resultados que no se pueden conseguir a nivel local, Grecia y Ayotzinapa son una muestra fehaciente de ello.

Una, dos, muchas universidades anticapitalistas

Esta Universidad es, tanto para las y los nuevos militantes jóvenes como para quienes ya han tenido recorrido político, una experiencia sin igual, la mayoría regresa con una sed infinita de autoformarse, de leer, de buscar respuesta a los cientos de preguntas que se formulan en la Universidad, otros más vuelven con las pilas recargadas para continuar con la militancia, para batallar por lo que creen. A ninguno vi salir de allí con escepticismo, y es que una cosa es verdad, si la Universidad Anticapitalista se ha vuelto un referente real para la izquierda española, (el más importante se puede decir sin dudas) es porque los y las anticapitalistas han sabido poner en el centro del debate lo realmente importante, y hacer llegar a cientos de personas su propia experiencia de militancia, su forma de discutir, han sabido transmitir sus razones a nueva generación.

Como diría, nuevamente, Raúl Camargo: “somos radicales, muy radicales, pero tenemos una cultura política basada en el respeto… la militancia no es un placer solitario, la militancia no es una actividad que simplemente lleve sacrificio, la militancia es un placer que hay que disfrutar”, eso vivimos cientos de compañeros en esta Universidad de Verano.

Estándar

Conservación, crisis ecológica y autogestión.

fercho

Luis Emilio Téllez Contreras

Afortunadamente para todos, en los tiempos narrados, esto no fue una opción, y por ello los estudiantes de biología, entonces democráticos y muchos anti-capitalistas, pudieron convertirse en los líderes del primer movimiento estudiantil ecologista de México.

Raúl García Barrios, “El origen de la reserva ecológica de la UNAM en CU”

La crisis ecológica actual

En la actualidad prácticamente nadie está en desacuerdo con el hecho de que estamos en medio, o de menos entrando, en un período muy delicado de la crisis ambiental global. Un momento en el que si no se definen de manera contundente algunas medidas serias, las consecuencias catastróficas -que de por si ya son probables- serían definitivamente seguras. Estas son las conclusiones del GIEC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) que se vuelve a expresar en su V informe rumbo a la COP 21 en Paris.[1]

Más allá de la reiteración de los peligros presentes, la crisis ecológica en realidad es la más patente y cruel expresión de las profunda inviabilidad racional y humana del modelo de civilización, en el que durante un largo proceso tecno-industrial la naturaleza fue integrada a nivel global a los procesos económicos del mercado mundial. Este proceso desde hace mucho, y cada vez con mayor claridad, ha mostrado los límites de la idea del crecimiento material al infinito, dogma sobre el que se sostiene la economía de mercado actual.[2]

Sin embargo, aunque esto es patente para una gran cantidad de gente en el planeta, es esta racionalidad económica de expansión al infinito la que sigue dominando abrumadoramente, aun cuando la corriente del decrecimiento haya tenido cierta popularidad. ¿A qué se debe esto? No sólo se debe a que la racionalidad económica capitalista ha eludido las críticas imponiendo su poder económico, sino que ha tratado de subsumir en su discurso la idea de que su forma de funcionar puede ser sustentable, de que la acumulación sin límites de capital puede ser compatible con los ritmos de recomposición de la naturaleza. Este discurso tiene varias aristas que van desde la política «ambientalista» de los gobiernos y las normas ecológicas hasta las mágicas soluciones tecnológicas o la ética conservacionista. El discurso ecológico ha sido tan extendido y banalizado que, en estos tiempos de mayor destrucción, la propaganda nos hace sentir que vivimos en la época del ecologismo pleno.
Este intento de llevar la lógica de la racionalidad económica a la lenta racionalidad del funcionamiento ecológico ha producido en realidad lo contrario. Ha puesto las condiciones para que la administración ecológica de los recursos se guíe por la apresurada producción para la competencia en el mercado. Por ello ahora el objetivo de las energías alternas no es salvar la vida humana en el planeta, sino ser capaces de competir con la industria de los hidrocarburos para que pueda ser un negocio rentable.

Los empresarios y gobiernos «realistas» son los que dominan las altas esferas de la discusión sobre estos tema y al parecer, la COP21 se dirige a ser otra gran reunión de grandes promesas, de magnos compromisos, pero pocos resultados.
Por otro lado el movimiento ambientalista ha avanzado en realidad demasiado poco en los últimos años, no se ha logrado generar una dinámica generalizada de crecimiento u oposición ni en lo social, ni en lo político. El espectro está siendo dominado por las grandes cumbres oficiales y no por las alternativas populares. Sin embargo, las luchas a ras de suelo no cesan, por aquí volvemos escuchar a los movimientos por la defensa del agua, del territorio, etc. Vemos nacer asociaciones por esta o aquella demanda ecológica (contra el fracking, contra la minería, contra los transgénicos, contra el despojo, etc.) e incluso comunidades que implantan medidas ecológicas a partir de la auto organización. Abajo algo se sigue moviendo.

Conservar para sobrevivir

El tipo de luchas que se dan en el ámbito ecológico a veces son tan variadas y con contornos tan poco precisos que cuesta trabajo ver la vinculación que tienen entre si. Sabemos que tienen que ver, y mucho, cuando identificamos que las raíces de sus problemas son comunes. En este sentido, sorprendería a algunos doctos ecologistas saber, por ejemplo, que la lucha por la disminución de las horas de trabajo y la repartición de este es una demanda más ecológica que la protección de ballenas en el Pacífico, pues ha sido el aumento de la productividad del trabajo un pilar esencial del “progreso destructivo” que posibilita el impacto negativo sobre toda la naturaleza. Esto no significa que sólo cierto tipo de luchas se deben dar o son más importantes que otras, pero nos da una dimensión de lo poco claro que pueden ser los límites de las luchas ecológicas.

Entre las luchas ecológicas más importantes están las de la conservación y la de la defensa de la explotación racional de los recursos naturales, prácticas demasiado cercanas. La conservación es una práctica social que en realidad lleva al menos un par de siglos (si no es que más), aunque a lo largo de la historia se ha realizado por razones diversas, desde motivos puramente estéticos hasta simbólicos o mercantiles (reservas para el negocio del turismo). Los sectores y las clases sociales que las han llevado a cabo han sido igualmente variadas; no fue lo mismo la conservación de los aristócratas de bosques exclusivos a la conservación de los pueblos indígenas de América. Pero lo que debemos ubicar en la actualidad es el particular papel ecológico y social que juega la lucha por la conservación, pues la situación en la que nos encontramos cambia radicalmente el carácter y el rol de la lucha conservacionista, pues cobra una dimensión no imaginada antes y pone en el centro una pregunta muy sencilla y al mismo tiempo radical: ¿quién controla/gestiona a la naturaleza y para qué?

Esta perspectiva va acompañada de una evolución en la visión clásica, y cuasi metafísica, que se tenía de la naturaleza. Ahora se adoptan dos elementos centrales[3] que nos permiten entender la relación con la naturaleza de forma distinta. Por un lado, la premisa de que los ecosistemas no son estáticos, ya que estos también se modifican en el tiempo, ya que no son simples proporciones dispersas de especies y materia no viva, sino que un ecosistema son fundamentalmente flujos constantes de energía en una relación dinámica de las especies. Por ello, se pueden identificar cambios y hasta etapas definidas que pueden ser drásticas y otras veces paulatinas. En segundo lugar, entendemos actualmente que los seres humanos somos parte de ese ecosistema y una parte sin la que no se podrían entender las modificaciones milenarias que ha tenido la naturaleza en su relación con las sociedades[4].

Estos dos ejes nos permiten tener una idea mucho menos ingenua de lo que significa la labor y la lucha por la conservación, entendiendo que lo que se pretende en esta causa no es simplemente regenerar estadios pasados para que los ecosistemas vuelvan a ser para siempre lo que eran y a entender también que la conservación no está necesariamente en contradicción con todo tipo de actividades humanas, ni productivas, ni recreativas.

El problema para la conservación (y prácticamente para toda lucha ecológica) se encuentra en otro lugar. Rebasa el ámbito de la academia y de los espacios locales o regionales, ya que nos encontramos con que la conservación y la restauración en la época presente -de los mercados mundiales y de la producción económica a gran escala- obligan a ver la posibilidad de salvamento no sólo en la justa aplicación de ciertas técnicas eficaces de protección, sino a enfocar el problema de manera global, aunque sepamos que las intervenciones concretas son locales. Por ello se debe construir una clara visión que nos permita entender las problemáticas globales a nivel concreto y aportar soluciones concretas a problemas universales.

El ejemplo más claro es el vuelco climático, problemática que sería absurdo considerar como global pero sin repercusiones locales, porque ¿qué ecosistema no resentiría de manera sustancial la elevación de la temperatura a 3 grados centígrados en todo el globo?

Por otro lado, no debemos simplemente atender los problemas con el fetichismo de la propaganda y enunciar los grandes retos con grandes soluciones mágicas, por ello es fundamental que cada lucha por la conservación desarrolle su combate lo mejor que pueda y sobre todo que la haga triunfar dentro de sus marcos, sin que ello signifique pensar que el problema simplemente está resuelto, pues las condiciones planetarias no garantizan la solución de las demandas de prácticamente nadie, y frente a ello la necesidad de convertir cada lucha ecológica local o regional por una lucha con perspectivas globales que abonen a extender a otras regiones la defensa de la naturaleza.

Por ello la pregunta fundamental para todos los conservacionistas es ¿cómo hacer frente desde la conservación y las restauración a un cambio global que podría modificar o destruir** cualquier ecosistema?

Esta situación reitera la idea tan difundida en el activismo político de que cada lucha local siempre será limitada en el tiempo, tanto para ella como para los problemas que son universales.

La autogestión como vía de solución.

Para lograr la conservación cabal es necesario involucrar a la gente, pues el primer paso para la preservación antes de restaurar es la de eliminar o contener las amenazas y todos los factores de impacto negativo directo e indirecto. Este involucramiento no tiene que ver sólo con el hecho de que la gente se vuelva consiente de su entorno y no lo dañen más, sino que será a través las poblaciones identificadas con los espacios naturales que se podrán defenderlos efectivamente de intereses externos a los intereses de la comunidad con su medio.

Es decir, la socialización democrática de la toma de decisiones sobre lo que se hace en las áreas naturales sería el garante de la conservación, enlazada a un decidido proceso de cambio a una racionalidad ambiental y a garantizar un manejo y conocimiento profundo de la naturaleza (científico y no científico[5]). A este proceso que podemos llamar autogestión, no es solamente producto de la voluntad de algún grupo voluntario que desee comprometerse con el cuidado de algún espacio natural, sino que será cada vez más una necesidad de las poblaciones que se enfrenta con la destrucción acelerada de los recursos naturales. Es decir, ante la tendencia de privatización de los recursos y el manejo estos por un grupo cada vez más pequeño de expertos, será necesario que la administración colectiva se asiente como una alternativa frente al panorama terrorífico de la escases absoluta al que se dirige la dinámica de la apropiación privada y producción capitalista.

Es decir, la ciencia de la conservación, tendrá que ser un herramienta colectiva, cada vez más amplia en la población (como ya de hecho la tienen a su modo muchas comunidades nativas). Pues para decirlo con todas sus palabras, vivimos en medio de una lucha un tanto encubierta por el control de la naturaleza.

Frente a esto debemos decir, que la autogestión es un concepto demasiado polisémico y visto en ocasiones como un patrimonio de la corriente política autonomista[6] sin embargo, la idea de la autogestión social viene de lejos y se ha puesto en práctica a gran escala en algunos países[7] . En estos tiempos se hace indispensable retomar las experiencias históricas que han planteado vías de emancipación humana y de la naturaleza ante el callejón sin salido en el que el sistema capitalista nos arrincona. Para ello las experiencias de autogestión socialistas son las más avanzadas, pues la autogestión como proyecto local es una ilusión demasiado hermosa para ser verdad, ya que si no se replantea la economía a gran escala los esfuerzos se desvanecerán. Es momento de replantear la urgencia de una alternativa ecologista autogestiva en el marco del reciente ascenso internacional de la izquierda rupturista. Necesitamos poner el freno de emergencia para que la humanidad no se descarrile en un barranco.

En este sentido, los pequeños esfuerzos en condiciones de evidente peligro se pueden convertir en grandes iniciativas y aportar para construir un camino distinto. Es momento de levantar la vista a los problemas globales desde nuestra lucha concreta, es hora de hacer del conservacionismo una opción de salida real para nuestra sociedad.

[1] Ver Tanuro, Daniel, El GIEC lanza la voz de alamra. http://www.vientosur.info/spip.php?article9577

[2] Ver Leff, Enrique, “La construcción de la racionalidad ambiental” en Racionalidad ambiental. La reapropiación social de la naturaleza.

[3] Ver Sanchez Oscar, “Restauración ecológica, algunos conceptos y postulados”.

[4] Esto lo podemos ver por ejemplo en las transformaciones que ha tenido el maíz en México por su relación con las distintas culturas desde el México Prehispánico.

**Es el caso de los ecosistemas costeros o que están a o debajo del nivel del mar, pues quedarían inundados por la elevación de 7 metros del mar prevista ante el derretimiento de los polos.

[5] Como lo es mucho del conocimiento tradicional.

[6] Corriente que reivindica la independencia de cualquier institución del Estado vigente y la posibilidad de la autoconstrucción de un mundo distinto que rompa las relaciones de explotación y desigualdad no a través de la lucha política, sino a través de la organización social autónoma. Sin embargo, esta corriente se basa en la ilusión social de que no se necesita un sujeto político transformador (lo trabajadores, el pueblo, etc.) sino simplemente la construcción de nuevas relaciones “fuera” del capitalismo.

[7] Fue ejemplar la experiencia de la Yugoslavia socialista que puso en práctica la autogestión obrera y la autoorganizacion de las poblaciones en contra de los mandatos de Moscú. Sin embargo, la herencia estalinista del centralismo burocrático llevó a fuertes contradicciones. Para profundizar en esa experiencia es recomendable ver el escrito de Catherine Samary, «Los fines y los medios, ¿Qué proyecto autogestionario socialista?», que se encuentra en la web.

Estándar

IPN: una posible victoria

10696204_658019854314028_6138535995278522741_n

Luis Emilio Téllez Conteras

Hace años no veíamos tan cerca una posible victoria de una lucha que se confronta abiertamente contra las políticas neoliberales. En este sentido debemos recordar cómo la experiencia de Atenco, que evitó la construcción del aeropuerto, estuvo precedida de sangre y encarcelamiento y de un nuevo intento de implantar el proyecto a como de lugar.

La sorprendente complacencia y reconocimiento del gobierno ante el movimiento del politécnico, en realidad no lo es tanto, pues tiene el objetivo de mantener en un límite institucional al movimiento, es decir, que no sobrepase las instancias de decisión establecidas dentro del IPN y que se detenga el cuestionamiento del gobierno ante, por un lado, el desprestigio acumulado en la juventud desde el 2012 contra el gobierno priísta y la reciente matanza de estudiantes normalistas. Elementos que ponen en peligro el proyecto del PRI para gobernar otras decenas de años consecutivas el país, y amasar su hegemonía. Busca pues enclavarse con represión y consenso.

¿Está entonces el gobierno dispuesto a cancelar un proyecto educativo expresado en el reglamento interno, y hecho a la medida de su reforma energética? Todo parece indicar que sí. Pero no será gratuito, ante la cada vez más firme posición de los dirigentes del movimiento, la presión y desconfianza de sus asambleas hacia Chong y el abierto posicionamiento hacia el caso de Ayotzinapa, el gobierno preparará su respuesta, preparará su estrategia: la desmovilización, la compra de líderes, la intimidación.

En este sentido el movimiento aunque tiene un gran poder, que le ha obligado a los medios de comunicación a medirse en sus difamaciones y a que el gobierno capitalino desactive sus operativos policíacos y de provocación (sólo en las marchas, pues continua con su hostigamiento en las afueras de las escuelas tomadas), no deben perder las oportunidades que se presentan, los estudiantes deben actuar rápido, deben tener la capacidad de acortar el tiempo de su victoria, respetando por supuesto el proceso democrático de consulta a las asambleas de las escuelas, para poder desarrollar con la mayor potencia posible la lucha por el proceso de democratización interna del IPN al tiempo que se prepara la lucha que sigue: la defensa en todas las universidad de la educación pública, mediante una convocatoria a todos los estudiantes del país.

El tiempo es clave para no dejar a las camarillas de los fieles al priísmo y a Yoloxochitl que reorganicen sus fuerzas. Pues el peligro no son tanto los porros que usan yersi en las movilizaciones, sino los que se introducen al movimiento como alfiles para preparar la división, la confusión y la confrontación, sin debate público alguno, sino con difamaciones y política del miedo.

Es un aspecto positivo lo que el movimiento cada vez retoma con más fuerza: la conciencia de que no son un movimiento aleatorio y aislado, sino que son parte de un ciclo de luchas que combaten la misma política en diferentes frentes, lucha que han dado otras generaciones y en años recientes otras universidades. Desde la huelga de 1999 en la UNAM hasta la luchas recientes del 132 en 2012, de la que IPN no fue ajeno. Todos ellos han luchado por lo mismo, por más democracia dentro de las escuelas y en las universidades, por más derechos para organizarse, opinar y luchar, por que la educación esté enfocada al servicio del pueblo mexicano, a los más desprotegidos, a los trabajadores y campesinos de este país, y no a los intereses de los empresarios nacionales o los negocios de la burguesía trasnacional. La lucha del Poli es la continuación de muchas otras luchas, por eso su victoria es la victoria de todo el pueblo que resiste estas medidas neoliberales.

Debemos hacer lo posible porque triunfe su causa y que pueda ser el punto de inflexión para la entrada en escena de otros actores políticos y sociales que han sufrido la represión, la intransigencia o el desprecio de este régimen.

Lo que pensaban que sería un punto positivo para Osorio Chong y el Gobierno Federal tratando de manipular a los 50 mil estudiantes del Politécnico el pasado martes 30 de septiembre, ahora es, con la claridad política de los estudiantes, una muestra de dignidad del estudiantado ante un gobierno cínico, que podemos calificar sin demagogia de represor y asesino. La evasión de Osorio Chongo de tema de los asesinados de Ayotzinapa es una muestra clara. Por ello con la victoria del IPN la revancha del movimiento social aplastado debe convertirse en un nuevo período de confianza en la lucha de los de abajo.

El intento de “despolitizar” una acción organizada contra lo que fue una acción política por parte del gobierno, es decir, la aprobación de un reglamento a la medida de la reforma energética neoliberal, está fracasando y tiene que fracasar. Tan políticos como los estudiantes de 1968 que con su fuerza se atrevieron a tomar la batuta de una lucha nacional para llamar a más sectores. Hoy se trata de contrarrestar la política de tecnificación, empleos precarios y golpes a la educación pública que en el presente querían aplicar al Politécnico, pero con la reforma educativa se le aplicará a los más vulnerables del sector educativo en el país.

Dentro del movimiento la organización democrática será su fuerza, la discusión a fondo de los temas de relevancia para la lucha será su inteligencia, y la continuidad del combate más allá de las rejas de los campus estudiantiles será una esperanza para millones de personas de que se puede transformar a México desde la raíz y que la organización, la movilización y la lucha decidida, son el camino.

Estándar

Segundo ciclo del neoliberalismo: coyuntura y alternativas.

mexico-pobreza

Luis Emilio Téllez Contreras

El cambio de gobierno ocurrido en 2012 no fue la simple garantía de la continuidad de las políticas liberales y mercantiles de los sexenios panistas, sino un intento agresivo y bien planificado de revitalización y profundización del proyecto neoliberal en nuestro país, proyecto que no quiere dejar ni una pisca de espacio a algún programa político ni moderadamente alternativo.

En este sentido, lo que se abrió en México con la llegada del PRI lo podríamos caracterizar como el segundo ciclo del neoliberalismo, que necesitó ganar batallas en distintos ámbitos para imponerse de manera si no contundente, si lo suficientemente fuerte, derrotando electoralmente al obradorismo, reprimiendo y aislando al #Yosoy132 y fraccionando la fuerte lucha de los profesores contra la Reforma Educativa. En otro nivel, el Pacto por México cumplió su papel neutralizando dentro de las fuerzas políticas parlamentarias las voces críticas y aislando a quienes se oponían abiertamente a la reforma energética, mostrándose la facilidad de cooptación y domesticación a la izquierda institucional.
Este segundo ciclo presupondría un primer ciclo del neoliberalismo que se habría desarrollado plenamente en los años noventa cuando se abrieron grandes sectores de la industria nacional y muchas se remataron a privados sin cortapisas. Este período tuvo dos emblemáticas oposiciones; por un lado el PRD, nacido de una ruptura del PRI y de la aglutinación de pequeñas organizaciones populares y de izquierda que ha cumplido cabalmente su papel adaptándose a la dinámica electoral y fungiendo como un partido legitimador de los procesos políticos que decía combatir, por otro lado, el EZLN que tras su levantamiento y la formación de una corriente de lucha a nivel nacional se ha diluido políticamente en la lucha social y se ha arrinconado en su territorio en resistencia. Ambas experiencias de lucha y oposición han fracasado en la batalla contra este primer ciclo del neoliberalismo, al tiempo que en América del Sur se levantaban pueblos enteros contra sus oligarquías nacionales construyendo salidas al neoliberalismo.
La aparición de este segundo ciclo neoliberal responde ahora, no sólo a la necesidad de que el Estado oligarca mantenga su hegemonía sobre el pueblo mexicano, sino que además es parte de la respuesta que el sistema capitalista necesita internacionalmente para iniciar la recuperación económica tras la crisis de 2008, revitalizándose mediante el despojo de sectores que se mantenían reservados para el momento necesario y la anulación de derechos que hacen pagar sobre todo en Europa a los trabajadores, esta crisis.
Que las elites mundiales puedan darse el lujo de repetir las formulas ultraliberales y mercantiles que llevaron a la economía mundial a la crisis es posible en tanto que no hay un contrapeso suficientemente fuerte que dispute su hegemonía y les obligue a los gobiernos a dar al menos concesiones, como lo fue tras la victoria de la revolución rusa y la construcción de la amenaza roja a principios de siglo, cuando se respondió construyendo estados benefactores. El sistema dominante tiene apenas pequeñas resistencias.
Por ello, este segundo ciclo del neoliberalismo tiene como objetivo aumentar aún más la tasa de acumulación de capital mediante la entrada de inversiones extranjeras sobre todo, y también dar una ofensiva agresiva ante la posibilidad de cualquier discurso alterno que pretenda posicionarse como opción de cambio. Para esto último el gobierno ha desatado feroz lucha de significantes o un discurso ideológico que mantiene las coordenadas del libre mercado, reiterando desde la maquinaria estatal un discurso viejo y rancio, reintroduciendo hasta el cansancio las ideas de la “competencia” “nuevas tecnologías”, “progreso” y “modernización” como un todo coherente que anuncia la prosperidad para todos a partir de la idea voluntarista del “mover a México”.
Sin embargo, esta terquedad de aplicar las mismas políticas que han enterrado en la violencia y la miseria a nuestro país nos da elementos suficientes a la izquierda transformadora para recordar, basados en la experiencia de las lucha popular desde hace más 20 años contra este modelo, lo dañinas que son estas políticas y la necesidad de una estrategia cada vez más firme y amplia para detenerlas, estrategia amalgamada a un renovado discurso de ruptura con el régimen, pues sólo con el despegue de una forma original que mezcle la crítica de la situación social (no sobrecargada de elementos ideológicos) con el sentido común de la gente y sus necesidades básicas lograremos contrarrestar el opresor ambiente de uniformidad y obediencia.
Además, existen más elementos que nos indican la profundidad de este período, pues esta nueva ofensiva ha llegado a tal grado que la élite gobernante tuvo que destruir las bases legales de la constitución heredada de 1917 para poder penetrar en todos los rincones de los derechos y aplastar toda reminiscencia de soberanía nacional.
Será muy difícil que se repitan la disputas acontecidas en 2006 y 2012, que expresaron en estas coyunturas electorales los ánimos populares de cambiar el modelo socio-económico. Y más allá de lo limitación de AMLO en su estrategia enfocada en lo electoral y de su responsabilidad en el aislamiento y posterior represión del 132, la visión de una lucha no puede pensarse más que en términos de preparar una confrontación con el régimen en distintos ámbitos y en un lapso de tiempo que no esté guiado por las coyunturas electorales, pues han mostrado que para el movimiento y las luchas social es un terreno perdido a corto plazo. La participación electoral debe estar por ahora precedida de la articulación de un proyecto a nivel nacional que agrupe las diferentes expresiones de lucha y los distintos sectores emergentes.
Por ello, es necesario que la estrategia tome otras dimensiones y no se pliegue el movimiento en su conjunto a una esperanza en el ámbito electoral, debemos desarrollar una estrategia que nos permita explotar lo político al máximo para construir una alternativa que sea representante digno de los cientos de movimiento sociales y luchas sectoriales. Sin descartar una preparación seria para disputar espacios de representación popular, que aunque son discursivamente muy criticados por ciertas corrientes en el movimiento social, son estos los que acaban subordinándose a la dinámica electoral a la larga, por cooptación o por imposición.
La debilidad en estos momentos es doble: no existe una herramienta política a la altura que pueda encauzar y dar una perspectiva a la lucha de esos movimientos; y no hay una disposición sistemática a organizar a los sectores populares a partir de sus demandas más sentidas, inmediatas, y que supere el recurrente espontaneísmo de sectores como lo es el estudiantil. Necesitamos desarrollar de manera creciente las experiencias de autoorganización en todos los sectores de la población explotada, oprimida y excluida, que nos permita tener el elemento político y social fusionado en un mismo objetivo estratégico.
No está de más mencionar que la transformación social no se garantiza con la toma del poder político, ni los espacios de representación, ni de gobierno; ni se triunfa teniendo una mayoría social que no apoye de manera activa un proyecto de ruptura con este Régimen.
MORENA se prepara ahora para disputar nuevos espacios a la izquierda del PRD, criticando su alianza en el Pacto por México y su corrupción, y aunque podamos decir que parte de la fuerza de MORENA cae sobre una ambigüedad de integrantes y líderes del PRD que tienen el pie en ambos lados, no podemos negar que MORENA es una fuerza de opción que ha podido marcar una línea frente a la política peñanietista. Es esta doble situación y su interés de posicionarse dentro de la estructura institucional lo que le hace mantener una ambigüedad que podrá resolver a menos que tenga una sobresaliente participación electoral en esta coyuntura que le permita emanciparse de cualquier alianza (explícita o implícita) con el PRD para sobrevivir como partido.
MORENA podrá seguramente disputar algunos espacios en las instituciones nada menores, pero tendrá que pasara las pruebas que le impone una política transformadora, por un lado, erradicar a las centenas de arribistas que lo asedian y que fundaron ese partido, y de la misma forma enraizarse consecuentemente en las luchas social de las que suele desentenderse olímpicamente. Sin embargo, en tanto que se está constituyéndose como un partido al estilo PRD, siguiendo los mismos principios simplemente democratistas y la misma estategia electoral, es casi previsible su deriva en la descomposición prematura. Y sobre todo considerando que lo que se expresará fundamentalmente en las próximas elecciones de 2015 (donde debutarán por primera vez) no será la batalla del campo popular contra el régimen neoliberal, sino una lucha de maniobras, alianzas y codazos entre tribus y líderes corruptos para ganar espacios que permitan a las fuerzas electorales actuales posicionarse a como de lugar en los puestos.

Como fuerza que impulsa la transformación radical de la sociedad y reconociendo sus limitaciones actuales, la OPT debe ponerse a la cabeza de un proyecto político a nivel nacional que articule a los movimientos sociales y que en la dialéctica de la lucha permita ofrecer una alternativa de combate para reconstruir los hilos de la izquierda anticapitalista y convertirla en un proyecto real y creíble para las mayorías, haciendo énfasis en la importancia de los procesos de autoorganización que nos darán una amplitud en la resonancia del proyecto y que apuntan a aquella nueva sociedad que queremos construir, reinsertando los procesos revolucionarios como el camino por excelencia para destruir al capitalismo.
Este ciclo será también un nuevo período de lucha que necesitará de una estrategia larga y compleja, pero segura y firme que nos permita disputar la hegemonía real, evitando los vicios sectarios de la izquierda marginal y las aberraciones autoliquidadoras de la supuesta «izquierda moderna». Este régimen tratará de volverse a consolidar y estabilizarse por medio del PRI, pero aunque tengan la fuerza del Estado, existen demasiadas grietas que se han abierto a través de años de despojo e imposición, nuestra tarea es hacer de ellas un terremoto.

Estándar

Una juventud para la OPT: movilización, intervención y construcción

Imagen
Luis Emilio Téllez Contreras

Nos ha tocado la tarea de sacar adelante este proyecto político, la OPT, para garantizar que la clase trabajadora y el pueblo tenga un instrumento político de lucha que los defienda, los ayude a organizarse en todo el país y que enfoque sus energías por derrocar al Régimen e impulsar un proceso revolucionario profundo para acabar con la explotación humana, de la naturaleza y con la opresión a la mujer, los pueblos indígenas y demás grupos excluidos por el capitalismo.

¡Vaya tarea! Es un gran responsabilidad, por ello tenemos que hacerlo con paciencia, constancia y seriedad.

Y aunque tenemos mucho que aprender en este camino, no empezamos de cero.

A quienes nos ha tocado construir el sector estudiantil tenemos que entender varias cosas de la juventud misma, y lo primero a considerar y reconocer es el gran ímpetu que esta tiene, la gran cantidad de energía y decisión que posee para iniciar luchas y mantenerlas por largos lapsos de tiempo. Como la joven generación de 1968 que se movilizó a nivel mundial y que lo hemos vivido ahora nosotros 40 años después con los indignados en España, el 132 en México, los estudiantes en Chile y otra decenas de ejemplos más. Todos ellos parte de nuestra misma generación, harta de la forma en la que funciona este sistema.

Tenemos que saber entender estos movimientos para poder intervenir allí y rescatar lo mejor de ellos. Lo que han comprobado estos movimiento es la capacidad de movilización autónoma que tiene la juventud como sector que en momentos de crisis, de ataques del gobierno y de hartazgo agudo se activa, poniéndose al frente de muchas luchas, como fue el caso de la lucha contra la imposición en nuestro país.

A partir de esto no podemos ver a la juventud simplemente como un apéndice de otros sectores a los que se tienen que subordinar en su dinámica de lucha gremial o a veces hasta su política inmediata; la juventud tiene su propia dinámica y en este sentido necesita sus propias estructuras y tiempos que le permitan que fluya esa energía rebelde, encauzando y ligando su iniciativa a la lucha de los trabajadores y el pueblo.

Así, no podemos rechazar de manera dogmática las experiencias estudiantiles recientes sólo porque no se adaptaban a las formas de organización más permanentes a las que una parte de los izquierda se aferra; debemos entender estos movimientos en su dinamismo, sus demandas específicas y en su organización que, como han mostrado, les ha permitido captar la atención de miles de jóvenes descontentos.

No obstante, la juventud que queremos agrupar desde la OPT es una que esté al lado de los trabajadores. Por ello, uno de los grandes aciertos del SME fue no reproducir el sectarismo de algunas organizaciones políticas y decidió meterse de lleno a apoyar al movimiento 132, movilizándose conjuntamente y participando en sus encuentros nacionales. Ayudando a contrarrestar así los prejuicios antigremiales y elitistas que se arraigan en parte de los estudiantes politizados.

En este contexto, debemos canalizar esta energía revolucionaria de la juventud hacia la causa de los trabajadores y del pueblo oprimido, sin adaptarnos a la dinámica movimentista o espontaneísta que predomina en estas experiencias, tenemos que dar una perspectiva política clara para desarrollar una lucha sistemática, empujando un maduración del movimiento más allá de los momentos coyunturales. La pregunta es ¿cómo lo logramos?

Si el sector estudiantil ha mostrado en ciertos momentos una capacidad de movilización, esa flexibilidad, esa disposición y esa independencia política, (y con el afán de no idealizarlo, debemos también hacer patentes sus limitaciones) no podemos responder a ello, si es que queremos ganarlos a la lucha de los trabajadores, con simples fórmulas de organización local, de reuniones previamente agendadas, de construcción de comités por barrio sólo porque tenemos a un militante allí, etc., porque aunque ello es necesario no responde hoy a las exigencias de lucha de la juventud, necesitamos más que eso, necesitamos una estrategia que no sea mediocre ni que esté guiada por la simple acumulación, sino en la proyección amplia de las aspiraciones presentes de la juventud; entendiendo en este sentido que la juventud de hoy reivindica no sólo escuela y trabajo, sino democracia verdadera, sexualidad libre, esparcimiento emancipador, medios de comunicación libres y democráticos…

Antes de continuar creo que hay que contestar una pregunta: ¿qué significa construir la OPT? ¿simplemente sumar más compañeros a nuestras filas? ¿tener más afiliados jóvenes que asistan ocasionalmente a nuestras reuniones? ¡No! Construir la OPT además de sumar es, por una parte, hacerla visible, que la gente que se moviliza en las calles sepa que la OPT existe; y así, que la comunidad LGBT, las feministas, los ecologistas, los trabajadores de diversos sectores, los campesinos y sobre todo los estudiantes (en nuestro sector) vean nuestras bandera y consignas, su solidaridad y su decisión en la lucha. Por ello, una tarea fundamental para los estudiantes de la OPT es: la MOVILIZACIÓN constante en luchas específicas.

Por otro lado, construir a la OPT es dotarnos de una EXPERIENCIA COMÚN DE LUCHA, de aprender a organizarnos colectivamente en marchas, eventos, iniciativas y campañas. Y, por ello mismo, respetar acuerdos y respetar los espacios de toma de decisiones tomando en serio las estructuras de las que se ha dotado la OPT.

Ya Lenin planteaba que la juventud es un sector “que debe manifestar su iniciativa en todos los terrenos” como una avanzada que permite preparar el terreno para una intervención más decidida. Esta iniciativa debe ser colectiva, por ello se debe evitar la promoción de la DISPERSIÓN y empujar la discusión colectiva, pues sólo unidos podremos avanzar en un mismo camino de experiencias variadas que nos fortalezcan.

La construcción de la OPT es pues mucha más que afiliaciones, tenemos que probarnos en la lucha y la organización.

Entonces, volviendo a la pregunta de cómo construir esa juventud al lado de los trabajadores, teniendo en consideración el carácter de la juventud, me parece necesario considerar igualmente como central, las deficiencias de los estudiantes mismos en particular y la juventud en general, que son básicamente dos. El primero es su carácter transitorio, la juventud está marcada por la etapa de formación para la preparación laboral, la cual tiene un punto límite, es decir, ese potencial juvenil se desarticula generacionalmente a la larga. En segundo lugar, el poder social de los jóvenes es poco, pueden movilizarse mucho sin afectar realmente la continuidad de la vida social, el poder social recae en las clases productivas, los trabajadores en primer lugar.

Considerando estas limitaciones debemos estructurar la construcción de la juventud de la OPT de tal forma que no sea sólo una generación la que se integre a nuestra organización sino que la integración de nuevos compañeros jóvenes garantice que se renueve ciclo tras ciclo a los compañeros que darán las luchas futuras en este sector, por ello es necesario que los compañeros que llegan aún límite de edad o que no tienen sector de intervención estudiantil, dejen el lugar a nuevos compañeros para permitirles desarrollar su propia iniciativa y que aquellos pasen a otras estructuras de la organización (la sindical, urbano-popular, etc) con el objetivo de que estas no se fosilicen, permitiendo a los jóvenes dar sus propias discusiones en sus espacios a partir de la orientación y objetivos de la OPT en su conjunto, ¡los jóvenes no necesitan tutores personales que les digan qué hacer, debemos desarrollar nuestra propia experiencia y podemos aportar a las organizaciones desde ella!

¿Cuáles deben ser entonces ahora nuestras prioridades?

1.- Construir espacios de jóvenes estudiantes que tengan capacidad de movilización y de intervenir en el movimiento. El no participar en los movimientos y marchas con el argumento de que no aporta inmediatamente al crecimiento de la OPT no es más que una posición mezquina que condiciona el apoyo sobreponiendo la autoconstrucción, nefasta práctica de las sectas políticas.

2.- Consolidar una juventud que apoye abiertamente la lucha de los trabajadores y que luche por la construcción de una herramienta política para la transformación social profunda, anticapitalista, feminista y ecosocialista.

En este sentido debemos hacer una síntesis de las reivindicaciones de las dos luchas emblemáticas de los estudiantes en el último cuarto de siglo, una combinación entre las demandas de la lucha de la huelga del 99 en la UNAM y de las movilizaciones del 132. Entre otras:

– Luchar por la defensa de la educación pública y gratuita. Contra la Reforma Educativa. Por la democracia y libertad de organización dentro de cada escuela.

-Ayudar a la creación de un movimiento estudiantil a nivel nacional de lucha.

-Por el derecho a un empleo digno con todas las garantías sociales. Ayudar a la organización de los estudiantes que al mismo tiempo trabajan. Contra la Contrarreforma Laboral.

-Por una democracia desde abajo. La denuncia de que este régimen es una falsa democracia en la que gobierna el Capital.

-La defensa de la libertad de expresión, en las redes sociales y en las escuelas, por ello la lucha contra la censura (algo que ayudó a la explosión del 132) y por la diversificación de medios alternativos. Contra la Reforma en Telecomunicaciones.

-En cada lucha contra alguna reforma, la lucha contra las reformas en su conjunto, en la perspectiva de la radicalización de los movimientos.

-Contra el hostigamiento de la policía a las actividades alternativas de la juventud y su organización; contra la criminalización de los jóvenes en las movilizaciones.

-Sexualidad libre: contra la imposición familiar, social y gubernamental de la orientación sexual de cada joven. Soberanía sobre nuestros cuerpos y sexualización de las luchas en la perspectiva de un cambio radical en las relaciones sociales.

– Por el derecho de las mujeres a decidir, no a la criminalización del aborto, legalización en todo el país.

Estos ejes son parte de los que tenemos que articular dentro de la perspectiva de un proceso revolucionario dirigida al socialismo, que de manera constante nos permita construir una juventud y un estudiantado consciente, combativo y movilizado, a la par que se construye el movimiento social y la resistencia a lo largo y ancho del país.

Estándar

Cambio climático, riesgo y catástrofe (2)

Luis Emilio Téllez Contreras

La filosofía del riesgo

El peligro en nuestra era, dice Ulrich Beck, se diferencia en que no es para unos cuantos sino para todos, no hay distinción en quienes serán afectados y quienes no, “toda medición siempre tiene lugar bajo la guillotina de los efectos globales de la contaminación”[1] dice, teniendo como ejemplo paradigmático el peligro de la energía nuclear que ha tenido una ignominiosa consecuencia en la región del este de Europa. La destrucción ambiental que causó este accidente muestra claramente la contradicción que acarrea la modernidad industrial y el conocimiento que la sustenta, el científico. Pues el problema no es en el fondo el error humano, sino que este conocimiento se utiliza para generar fuerzas productivas desproporcionadamente grandes que vuelven a ese error humano tan fatal que es necesario considerar a esas fuerzas productivas, como fuerzas inversamente destructivas en el tiempo, pues mientras más posibilidades de producir energía en algunos años, también en menos tiempo puedes destruir más.

Pero este momento ejemplar para Ulrich, podríamos decir que aunque está en otro plano del problema humanitario (aunque enlazado) comparte una situación profunda que “refleja el hecho de que el sistema industrial mundial se encuentra a merced de la ‘naturaleza’ integrada y contaminada industrialmente”[2], es decir que la última palabra la tiene la parte enlazada de la naturaleza, y la manipulación y el control de esta sólo conduce a los misterios de las transformaciones.

Esta naturaleza interiorizada en el mundo industrial es más peligrosa que la naturaleza exterior, la naturaleza es nuestra creación, la manipulación ha llegado a momentos alucinantes, y, no obstante, siempre nos rebasará.

Pero, ¿qué significa este plus de la naturaleza, este reducto que no podemos controlar? Y que nos condena. Aunque la naturaleza está totalmente integrada al sistema social[3], esta sigue desbordándonos, esta contradicción que salta inmediatamente del pensamiento de Beck, nos lleva a pensar en su contrario: ¡no hemos, ni llegaremos a tener un control total de la naturaleza! Acaso salvado con la idea de que el problema no es la naturaleza, sino más bien nuestra creación la que no controlamos, creamos industria y naturaleza, y su combinación se nos sale de las manos, no podemos prever entonces lo que nuestra ciencia hará sobre ello, su manipulación sería un cúmulo de dudas, como si operáramos ya no sobre el animal de orden corriente, sino sobre el Frankenstein que hemos construido y que se pude volver contra nosotros: nuestra segunda naturaleza.

Dentro de esta posición radical la ciencia no tiene demasiado que decirnos y parece más bien parte del problema, pues está totalmente integrada a esta doble naturaleza, es más, ha sido una de las principales promotoras de esta. La dominación de la naturaleza se ha completado gracias a la forma en la que se configuró el saber científico como una estructura instrumental.

La incertidumbre se presenta en todas partes, ni el mercado se puede predecir, ni las enfermedades, ni el mundo del trabajo, ni las respuestas de la naturaleza. Pero quizá debiéramos pensar en esta ideología desde un óptica más crítica pues la idea de la vida como inseguridad, como contingencia, juega un papel importante en esta lógica, ya que el concepto de inseguridad social del individuo es una eje desde el cual el neoliberalismo logró hacer triunfar sus pretensiones convirtiéndola en políticas de Estado y asentándolas en el sentido común, forjándola en la pasividad de grandes sectores desencantados y desorganizados. La catástrofe se naturaliza a través de una ideología del caos y de la hiperrealidad de la pantalla, sustentando la idea de que “las decisiones no son tomadas por nadie y los destinos de la voluntad no nos lleva a puerto seguro, ni pueden ser visualizados con antelación los fines de la sociedad. La batalla ideológica está pues en hacer ver la inmediatez de la catástrofe, la forma en que sus expresiones actuales son causas entrelazadas de una mayor, la sociedad capitalista, dentro de la cual no hay salida humana posible.”[4]

De la sociedad del riesgo a la sociedad de la catástrofe.

Con el análisis anterior podríamos desprender que la idea de riesgo tiene dos caras. Por un lado, un carácter ideológico, utilizado para operar sobre el presupuesto de la indeterminabilidad de la estabilidad y aplicar una política de “intervención protectora inmediata”, es decir, de la responsabilidad del Estado sobre la seguridad, pero frente a la idea de la intervención catastrófica, frente a lo inesperado, lo exterior (la violencia extrema, los atentados, la crisis aleatoria, la catástrofe natural) así como la justificación de políticas acordes a un mundo aleatorio, flexibilizado, con inseguridad social, etc. Y, por otro lado, tiene un carácter de peligro objetivo, real, en tanto que las condiciones “normales” de las relaciones naturales y de las relaciones del hombre con la naturaleza han llegado a un extremo del cual se desprenden efectos inesperados.

Si bien la idea de riesgo sólo se puede asentar socialmente si ha habido ya experiencias catastróficas, conmociones suficientemente fuertes para poder concluir que lo que se vive es un riesgo permanente, un estado de alerta continuo[5], es en realidad una mezcla entre discurso sobrecargado y realidad de muchos pueblos empobrecidos, lo que ha puesto esto frente a la situación actual. Ha habido lo que llaman una “extensión de la preocupación de riesgos” que tiene según estadísticas, una percepción de responsabilidad política y que por lo tanto conllevaría una exigencia a los detentores de la instituciones.

Debemos diferencias: el riesgo es una posibilidad, la catástrofe es un hecho consumado. La contingencia inunda el pensamiento contemporáneo, las explicaciones generales que fueron combatidas por el posmodernismo y el pensamiento triunfante del liberalismo han provocado una desorientación y salidas puramente individuales. Cuando la catástrofe viene los pueblos no puede responder por si mismos, la atomización y la indiferencia les hace pagar con creces, y sólo un elemento externo (El Estado, las ONGs, etc) con suficiente capital puede venir a su rescate.

Más allá de la gran catástrofe que se propaga desde las series televisivas o las espectaculares presentadas en salas de cine (disaster films) que presentan el momento cumbre de la catástrofe final, lo que en realidad tenemos hoy en día es una serie de pequeñas catástrofes, que aunque no sean el fin fatal para todos, son la tragedia de millones de personas en el mundo que sufren las efectos que el cambio climático está produciendo aquí y ahora, desde las sequías hasta los tifones y que pronto se expresarán en otros ámbitos de la vida.

Más allá de la sociedad del riesgo ya nos encontremos de pleno en la sociedad de la catástrofe regionalizada, y la tendencia es hacia la generalización de los efectos del cambio climático.

Además de la característica de una creciente amplitud en sus efectos, la catástrofe tiene otros rasgo que es el de la formas de cadenas de afectaciones pues, tanto los ecosistemas y las biósfera toda, como las relaciones sociales, económicas y culturales tiene una entrelazamiento y vinculación tan fuerte en algunos casos que la afectación a un punto de la red origina que los que dependen de él o reciben ciertas flujos queden afectados, llevando al estancamiento, es el caso del tema que abordaremos en seguida, nuestra segunda parte de este ensayo, a saber, la muerte recurrente y acentuada de abejas en distintas zonas del mundo y en específico de México. Este hecho será abordado fundamentalmente por que muestra la manera en la que el Cambio Climática y demás afectaciones ecológicas de gran calado puede afectar un punto de la biodiversidad y en seguida afectar a otro.

Conclusiones: por una ética de la prevención y de la acción

Prácticamente todos gobiernos y las instituciones internacionales han adoptado el discurso de la prevención, su prioridad en el discurso es estar preparados para lo que vendrá, sin embargo, como sostenemos aquí el discurso responsable no puede ser estar preparado para lo peor, sino afrontar de manera urgente lo que de hecho ya está pasando, pues la idea de prevención simplemente está sirviendo para aplazar las soluciones de fondo.

Walter Benjamin sostenía que el estado de excepción en las sociedades modernas no es algo que esté por venir, sino es un estado latente todo el tiempo pero oculto con el discurso de la prevención de la seguridad y que se aplica socialmente ante cada hecho que no está dentro del marco ideológico-legal[1]. Si esta es la configuración del Estado moderno, la sociedad civil debe hacer frente a ello con un “estado de reacción permanente”, pues no hay amenaza futura sino que la catástrofe esta siendo aquí y ahora.

Parece que los fenómenos naturales están fuera de control y que no hay explicación coherente inmediata, por ejemplo, la terrible desaparición de abejas tiene dentro de su probable explicación al menos tres causas distintas, sin embargo, una ética consecuente debe tener en cuenta no al mundo como una serie de hechos aislados; una ética debe entender al mundo como un todo interrelacionado, pues las acciones del hombre sobre la tierra aunque no manifiesten sus consecuencias inmediatamente, las tienen siempre y ya las estamos viendo. Por ello entender al mundo como un todo, que la ciencia explica hoy de esta manera, es una necesidad para poder resolver los problemas, por ello se debe partir de las explicaciones globales de la situación actual.

Así, tenemos el primer elemento de una ética de la prevención y de la acción: responsabilidad global. No son menos nuestros los problemas de otras partes del mundo que las de nuestro entorno inmediato. Por ello debemos reformular la máxima del ecologismo de los años noventa, en vez de “pensar globalmente y actuar localmente”, debemos “actuar globalmente para poder cambiar algo localmente”. Y no sólo por adaptarnos a otra premisa ética más, sino porque los cambios locales siempre serán limitados y podrán ser revertidos los efectos nocivos si no se da un giro en la situación global. Por ejemplo, no hay ninguna reforestación exitosa que valga si no detenemos los efectos del cambio climático ahora.

Por otra parte, debemos prevenir cambiando las cosas ya, es común decir que la lucha que damos es por las generaciones futuras y que son los jóvenes los que debemos hacernos cargo de los retos que vienen. Aunque esto tenga una noble pretensión, en el fondo es parte del discurso fatalista que nos deslinda de las responsabilidades de la urgencia de un cambio ya. Nadie puede, si quiere tener un comportamiento ético coherente, pensar en un cambio a largo plazo, pues estaría legando la responsabilidad a otra generación, pero lo que debemos tener en cuenta es que no es a otra generación a la que vamos a legar el problema, pues este mundo no podrá resistir ni dos generaciones completas más si sigue funcionando como hasta ahora.

Por otra parte, sabemos que existen responsables de la situación actual y que de hecho los gobiernos, las principales potencias contaminantes, así como grandes empresas multinacional se han dado cuenta del terrible futuro que están promoviendo con sus políticas y su ideología, queriéndolo subsanar con Cumbres del Clima, de las cuales aunque han generado políticas progresistas, en los hechos no han aplicado ni una décima parte de lo necesario para cambiar el rumbo. Su empecinamiento en mantener la industria de los hidrocarburos y de la privatización de la contaminación y la naturaleza es inverosímil a cualquiera, por ello después de 30 años de retrasos de políticas ecológicas y de intensificación de la actividad económica de estos gobiernos, no podemos seguir confiando en ellos, pues son evidentemente, parte del problema. Este principio lo llamaremos, desconfianza absoluta en los responsables.

En este sentido, cuando se dice que hay quienes están sufriendo las consecuencias de la devastación ecológica, no se dice de manera retórica, pues las sequías que arruinan a miles de campesinos, los pobres que se quedan sin alimento por ello, los huracanes que azotan las costas asiáticas, las muertes por exceso de calor o hasta los animales que se extinguen por estos drásticos cambios, son reales. Existen ahora. Por ello la solidaridad a nivel internacional con ellos es indispensable, en principio por una razón humanitaria de ser capaz de sentir el dolor que viven y por otro lado por que sólo los millones de afectados directamente por la catástrofe serán la fuerza que permite tomar conciencia para cambiar las cosas.

Por ello, es imprescindible que la ética se vuelva política, que los sentimientos y los razonamientos individuales, se vuelvan acciones colectivas.

Así, tenemos 5 principios que no pretenden ser máximas kantianas aplicables en cualquier momento hipotético, sino principios que nos rigen en una situación concreta que se plantea como un problema nivel mundial, válidas para este momento históricos esperando que los dejen de ser en tanto que podamos cambiar al mundo: responsabilidad global, prevención e la acción presente, desconfianza en los responsables, solidaridad global con los afectados y paso de la ética a la política como acción organizada con un fin.

 

[1] Walter Benjamin, Tesis sobre la historia,“La tradición de los oprimidos nos enseña que el ‘estado de excepción’ en que vivimos es la regla. Debemos llegar a un concepto de historia que corresponda a este hecho. Tendremos entonces ante nosotros, como nuestra tarea, la producción del estado de excepción efectivo, con lo cual mejorará nuestra posición en la lucha contra el fascismo”.

[1] Ulrich Beck, La sociedad del riesgo, p. 11.

[2] Ibd

[3] Explica Ulrich Beck “La contraposición entre de naturaleza y sociedad es una construcción del siglo XIX que servía al doble fin de dominar e ignorar la naturaleza. La naturaleza está sometida y agotada a fines del siglo XX, y de este modo ha pasado de ser un fenómeno exterior a ser un fenómeno interior, ha pasado de ser un fenómeno dado a ser un fenómeno producido”. La sociedad del riesgo p. 13.

[4] Catástrofe y política: sobre la urgencia de salir del capitalismo. https://contrapuesta.wordpress.com/2014/02/24/catastrofe-y-politica-sobre-la-urgencia-de-salir-del-capitalismo/

[5] Para esto es revelador el balance que se hace en un escrito redactado por la Dirección General de Protección Civil y Emergencias de España llamado “Riesgos y catástrofes, actitudes y conductas en la sociedad española”, desde una perspectiva liberal y justificadora pero reveladora: “Paradójicamente, se trata de sociedades que en las tres décadas que siguen a la Segunda Guerra Mundial –la llamada treintena dorada- viven una notable estabilidad asentada firmemente sobre un lecho de progreso material continuo y, lo que tal vez sea más importante, extendida entre la mayor parte de la ciudadanía, especialmente a través de los distintos sistemas de protección social que configuran el Estado de Bienestar. El progreso se hace, a los ojos de los ciudadanos, previsible o, al menos, el margen dejado a la incertidumbre (paro, salud, educación) parece reducido. A partir de entonces, distintos acontecimientos (crisis económica de 1973, atentados terroristas en ciudades europeas a lo largo de los setenta, etc.) quiebran la sensación generalizada de seguridad y empieza a demandarse de las administraciones públicas una protección que va más allá de la mera protección social.”

Estándar

Cambio climático, riesgo y catástrofe (1)

Luis Emilio Téllez Conteras

Cambio climático y filosofía del riesgo

Muchos de los organismos internacionales ya asumen desde hace algunos años la perspectiva de la necesidad de prepararse para adaptarnos como género humano al cambio climático que se prevé como inevitable. Quizá sea lo más realista, sin embargo, detrás de esta aceptación de la necesidad de adaptación también es claro en qué sentido se plantearía una solución, pues lo que se está asumiendo de entrada es afrontar el riesgo de las consecuencias que acarrea el cambio climático.

En la resolución sobre la “Gestión del riesgo y la adaptación al cambio climático en el sector agropecuario” que realiza la Secretaría General de la Comunidad Andina de Perú, con la ayuda de la Comisión Europea, se dice que la gestión del riesgo ante la situación actual se debe concentrar en la “tendencia al aumento progresivo en la frecuencia de los fenómenos adversos de diverso origen pero principalmente los hidrometeorológicos”[1], afirmación que parece nada fuera de la realidad considerando que justo estos fenómenos son los que se han mostrado con un poder destructor creciente en regiones como la de las costas asiática[2], poniendo a miles de personas en situación de refugiados del clima.

El objetivo es pues adaptarse a las nuevas condiciones que son, no obstante, desconocidas. Esta incertidumbre, que es reconocida por los organismo que han sido encargados de hacer análisis de la situación del cambio climático, se asume como reductible, es decir, se puede disminuir la vulnerabilidad.

Claramente parece contradictorio el hecho de anteponerse a lo impredecible, y este es el punto fundamental desde el que se podrían analizar de manera crítica los conceptos y el discurso que utilizan los impulsores de las grandes cumbres contra el clima, pues si en el desarrollo de las consecuencias del clima está incrustada la idea del riesgo (entendido de manera objetiva) más allá de la impresión de los sujetos, entonces el punto de adaptarse a un hecho así resultaría o incoherente, pues no se sabe a qué es a lo que se debe la adaptar la sociedad, o contradictorio en tanto que es imposible adaptarse a un hecho de riesgo que se muestra crecientemente destructivo.

Para profundizar en esto veamos pues qué es el Cambio Climático y en qué sentido se está desarrollando.

La historia natural de la tierra tiene millones de años y ha habido infinidad de cambios tanto lentos y casi imperceptibles como radicales y profundos que le cambian la fisionomía a toda la tierra: choques de meteoritos gigantes, desaparición de dinosaurios y otras especies de manera masiva; sin embargo, este no puede ser un argumento que explicaría la aleatoriedad de los cambios registrados durante los últimos dos siglos, primero en las grandes urbes y ahora en la biosfera completa. La actividad del hombre ha sido tan intensa que ha trastornado en un lapso tan corto, comparándola con la historia de la vida en el planeta tierra, a su entorno produciendo las condiciones para su propia destrucción, este proceso si bien ha sido procreado por las últimas generaciones de hombres, no podemos, como dice el intelectual marxista Michael Löwy de manera insistente en sus textos y conferencias, echarle la culpa al hombre en abstracto, sino que ha sido, como lo muestra la evidencia empírica e histórica, un modo de vida y de producción del hombre de hace al menos 200 o 300 años, nos referimos al sistema industrial que ha desplegado de forma inusitada sus ramas por toda la orbe y que ha hecho de toda la existencia humana un complejo de relaciones económicas basadas en la rentabilidad de las inversiones.

El capitalismo ha producido una relación destructiva con la naturaleza a causa de “su lógica absurda e irracional de expansión y acumulación al infinito, su productivismo obsesionado por la búsqueda de beneficio”[3]. Esto se demuestra al hacerse evidente que son los sectores industriales, tanto pesados como los de la tecnología más avanzada, los que dejan más residuos y tiene las mayores tasas de emisiones de gases de efecto invernadero. La industria capitalista tiene una crecimiento exponencial que está condenada a rebasar los límites materiales de la naturaleza antes de su recomposición frente a la explotación ampliada de los recursos naturales.

Entre otras cosas, este avasallador empuje de las fuerzas productivas fue propiciado por la ideología del progreso que invisibilizó los efectos nefastos del desarrollo económico e industrial, ideología impulsada por filósofos como Francis Bacon y Rene Descartes, entre otros elementos fundamentalmente fue la dominación sobre la naturaleza. Esta ideología que presuponía una visión estática de la naturaleza, el fijismo[4], propició la idea de la inmutabilidad de la naturaleza, descartando cualquier afectación fundamental de la misma por la actividad del hombre, sin embargo, las consecuencias de esas prácticas colectivizadas y mundializadas han llegado a un punto cumbre, como una anomalía en el sistema reproductivo de la sociedad. 

Cambio Climático y ciencia.

“Podemos suponer que en el avances de cualquier ciencia pueden quedar incertidumbres, por varias causas, entre ellas dificultades aún no resueltas pero susceptibles de serlo… Pero incertidumbre no es igual a ignorancia”[5] y el trabajo que se ha realizado desde hace algunas décadas permite a los investigadores saber por un lado cuales son las causas directas de muchas de las cosas que están pasando en la tierra como el hecho de que los gases efecto invernadero y el hollín provocan el aumento de las temperaturas promedio de la biósfera, que derrite a los glaciares, aumenta el nivel del mar y causa la desertificación e inestabilidad climática[6]. Por otra parte, las distintas interrogantes que se plantean son parte del quehacer científico y se tienen perfectamente detectadas muchas de ellas. Tenemos así, que la ignorancia no es un problema para la ciencia, esta puede conocer sus limitaciones históricas y por ello el alcance de su conocimiento.

De esto se desprende entonces la necesidad de una posición precautoria, que permita a la ciencia desarrollar las hipótesis necesarias para lograr formular soluciones.

Sin embargo, el problema de fondo se encuentra más allá de la ciencia. Pues han sido los organismos internacionales y sus dirigentes los que le han puesto a la ciencia, a sus investigaciones y a su difusión trabas para poder tomar conciencia plena del peligro real al que nos enfrentamos. Así la ciencia al servicio de estas instituciones, a pesar de haber avanzado, se han convertido en orientaciones “altamente condicionadas y cautelosas, ciencia conservadora, del más bajo común denominador” expresa Spencer Weart. Estas limitaciones se expresan cada vez más claramente como concesiones descaradas a las industrias de los combustibles fósiles, y a los gobiernos de los países productores y consumidores.

Hoy como en otros tiempo la ciencia está sucumbiendo a poderes externos, así como está sucediendo con la cuestión de los transgénicos y con las patentes de la vida, la ciencia pierde su independencia. Maurcio Schoijet en sus Tesis hace un recuento histórico muy claro sobre estas claudicaciones que hace la ciencia frente a los poderes empresariales, industriales y políticos. Hoy podemos decir que estamos frente a otro caso paradigmático que limita el poder crítico de la ciencia.

 

[1] Gestión del riesgo y la adaptación al cambio climático en el sector agropecuario, p 15.

[2] http://puntodevistainternacional.org/articulos-y-noticias/ecologismo/306-refugiados-del-clima-los-nuevos-movimientos-sociales-nueva-responsabilidad-solidaria.html

[3] Löwy, Crisis ecológica, capitalismo y altermundismo.

[4] Ver Tesis 4 de Mauricio Schoijet, “Tesis sobre la ciencia y la política del calentamiento global”.

[5]Maurico Shoijet, Tesis 8

[6] Ibd Tesis 6

Estándar